Al entrar al comedor, después de cruzar una puerta y un pasillo, se encontró con Blake.
Este estaba en la cabecera de la mesa, Bruno estaba a la derecha y Santiago a la izquierda, Lorenzo no se encontraba con ellos.
Las miradas fueron una mezcla de duda, fastidio, desagrado y por parte de Bruno algo de lujuria.
—Oh por Dios, que forma tan peculiar de vestir tiene tú invitada —dijo Bruno, divertido, mientras la sirvienta le servía café, mirando a Cala al igual que el resto con asombro.
Santiago solo bajó la mirada, y sus mejillas se enrojecieron, fue el único que no quiso mirarla por mucho tiempo, como si sintiera la necesidad de hacerle ver que él era un caballero o que no juzgaba su apariencia.
Blake por su parte, fijó esa mirada profunda en ella, una mirada enigmática que Cala intentó descifrar, pero le fue imposible, la realidad de las cosas era que Blake en ese momento, solo era el hombre que la había destinado al sufrimiento, que la observara en ese momento solo le causaba re