Al principio, no supe de quién hablaba Demetri, pero pronto terminé descubriendolo por mi cuenta. Reinó una gran agitación a partir de su primera llamada esa madrugada, y a mí no me costó demasiado intuir la causa del todo el alboroto. A la casa llegarón varios hombres, Demetri se reunió con algunos otros a puerta cerrada y mantuvo multiples llamadas, hasta que, a mediodía, Jonathan apareció por la puerta.
Agitado y evidentemente preocupado, en cuanto me vio paseando a Emily bajo el suave sol del día, vino a nosotras.
—¿Estás bien, bonita? —su pregunta ocultaba su propia angustía.
Le entregué a su hija y él la beso. Entonces tuve qué hacerle la pregunta esperada.
—Cris... ¿se fue?
Sus brazos se tensarón en torno a la pequeña bebé en sus brazos. Incluso su expresión se torno algo severa.
—¿Ya lo sabías?
Me encogí de hombros y tomé la mano que me ofrecía, para caminar juntos bajo el dosel fresco de los arboles frutales que crecían en la propiedad. Por un minuto, anduvimos en silencio, s