25. EL HAMBRE DE AST

Después de que Jacking e Isis se quedan dormidos, yo, la loba Ast, asumo el control y llamo a mi compañero, el lobo Mat, que también toma el control del cuerpo de su humano. 

—Mat, sé que Jacking despertó —le digo de inmediato—. Entiendo que no le digan nada a la tonta de Isis. Pero a mí no me dejen fuera.

—Hola, mi loba —me saluda Mat, tomando el control del cuerpo de su humano—. ¿Cómo te sientes? ¿Los cachorros están bien? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Mat, estamos muy débiles. Isis lo vomita todo —le confieso enseguida—. Es que no estaba segura. Y no te volví a ver hasta hoy. Mat, ¿qué vamos a hacer para que nuestros humanos se reconcilien?

—No lo sabemos todavía, pero no puedes transformarte en loba, Ast; harás mucho daño a nuestros cachorros —me informa,
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