Asiento mentalmente, procesando las palabras de mi lobo. Mat tiene razón. No puedo quedarme observando desde las sombras; debo tomar un rol activo en esto. Pero también sé que Isis necesita tiempo. Mostrarle el camino debe ser un acto delicado, como equilibrar la fuerza del Alfa y la paciencia que ella merece.
—Creo que no vas a tener que ir. Ella está en la puerta con la sopa —escuchamos a Ast decir. —¡Estoy sintiendo un montón de olores! ¿Cómo puedes separarlos? —pregunta Isis, confundida. —Soy una loba —contesta Ast sarcásticamente. Tengo que enseñar a mi Luna a diferenciar los olores. —¡Yo también! —Me pongo feliz al escuchar a la humana Isis aceptar que es una loba. —¿Por qué no sé hacer eso? —Ya aprenderás —contesta su loba con más suavida