Desde que me levanté, he tratado de contactar con Amet sin resultado y estoy a punto de explotar. No sé dónde se ha metido. ¡Siempre que lo necesito, no aparece! Cuando venga, ya verá lo que le va a pasar por dejarme sola tanto tiempo. ¡Se olvida de que yo existo! Decido ver si está en casa del Alfa. Tomo el teléfono y llamo a Isis, quien me responde enseguida.  

—Mi Luna, soy yo, Antoni —le digo inclinando un poco la cabeza, aunque no me ve.  

—Hola, Antoni, ¿qué tienes? Te siento molesta —dice de inmediato. Ella es la que mejor me conoce en mi vida.  

—¡No sé dónde está Amet y lo necesito con urgencia! —le cuento, irritándome de nuevo.  

—Linda, cálmate. Él fue con Jaki a las cuevas —me pide mi Luna con una suavidad que me estremece.  Inmediatamente siento cómo una cal