Ambos nos concentramos y pudimos escuchar un débil latido en mi vientre. Estoy muy emocionado y lloro de felicidad. Todavía no puedo creer que esto esté sucediendo.
—¡Lo escuchamos, lo escuchamos! —gritamos felices. —Paul, pon la mano en su vientre y concéntrate en sentir a tu lobo. Transmítele energías. Sentirás una pequeña corriente regresar a ti —explica con seriedad el Alfa. Hago lo que me dice, y en el momento mis ojos cambian a un amarillo dorado. Alex me mira asombrado. Siento cómo se conecta mi cachorro conmigo y sonrío. —¡Ya lo hice, lo pude sentir muy bien! —exclamo emocionado. —¡Amor, tus ojos cambiaron de color cuando lo hiciste, estaban dorados! —exclama Alex, mirándome lleno de felicidad al ver que soy, en verdad, sobrenatural como él. —Es su lo