Intento mostrarme relajada ante el consejo de Isis, pero la ansiedad dentro de mí es evidente. No hay nada que desee más que fortalecer mi conexión con Amet con la marca que nos unirá para siempre. Todas en esta habitación llevan tatuajes que cuentan historias únicas de sus relaciones con sus lobos, y me siento incompleta sin el mío.
—¡Pues yo haré lo mismo! ¡Ya verán! —digo, molesta, sintiendo que fue una estupidez no hacerlo antes. —Chicas, yo no tuve esa necesidad —dice Netfis—. Mi lobo Ben estaba más que dispuesto a marcarme. —Porque de todas nosotras, Net, tú eres la única que ha hecho todo por pasos. Les pediste permiso a tus padres, te casaste en una hermosa boda y luego pasaste tu noche de bodas con tu lobo —dice Isis, poniéndose más seria. —¡Es que todo lo tuyo es c