Capítulo 20 — Chismes de oficina
El fin de semana romántico en el hotel Mar Bella había llegado a su fin. Las olas, los atardeceres y las promesas de descanso quedaron atrás, como un breve paréntesis en medio de sus vidas agitadas. La rutina se hizo presente nuevamente: correos, reuniones, pendientes acumulados y el bullicio constante de la ciudad.
Isabella regresó a su oficina con una mezcla de nostalgia y alivio. Necesitaba reencontrarse con su orden, con el control que tanto la definía. Apenas se sentó en su escritorio, apareció Fátima, su inseparable amiga y confidente, con dos tazas de café y una expresión que anunciaba drama.
— No te imaginas la pesadilla de cita que tuve este fin de semana —empezó, dejando caer su bolso sobre el sofá—. De verdad, Isa, el universo me odia.
Isabella levantó la vista de la computadora con una sonrisa divertida.
— A ver, cuéntame. ¿Qué hizo esta vez el desafortunado?
— Para empezar, llegó cuarenta minutos tarde —dijo Fátima, levantando un dedo—.