CAPÍTULO 91 – Buscando respuestas
Alex no quería estar solo. El departamento, amplia y silenciosa, parecía más vacía de lo habitual. Había intentado distraerse leyendo informes del proyecto de Santa Clara, pero las letras se disolvían ante sus ojos. No podía concentrarse. Desde que Isabella le dijo “tu nombre no es Alex, te llamas Alejandro”, algo dentro de él se removió con fuerza. Aquella frase le martillaba la cabeza una y otra vez.
Recordaba voces difusas, una risa, una mujer de cabello oscuro… y un dolor en el pecho. Pero todo se desvanecía antes de tomar forma. Sin embargo, había una persona que tal vez pudiera ayudarlo: Clara, la enfermera que lo había atendido durante su recuperación.
Tomó su teléfono, dudó unos segundos, y finalmente marcó.
— ¿Clara? Soy Alex…
— ¿Alex? —respondió ella con sorpresa y una risa ligera—. Tanto tiempo. ¿Qué ocurre?
—Nada grave —mintió él—. Quería invitarte un café, si tienes tiempo.
Clara aceptó sin pensarlo demasiado. Siempre había sentido un afe