CAPÍTULO 8 – Entre ayer y hoy
El camino de regreso era silencioso. Isabella conducía sin prisa, con la mirada fija en la carretera iluminada por el tenue resplandor del atardecer. A su alrededor, el mundo parecía ajeno, pero su mente no dejaba de dar vueltas. Las palabras de su madre, las miradas frías de María y Camila, el recuerdo de aquel nombre —Alex Ruiz— se entrelazaban en su cabeza como un hilo que no lograba desatar.
Mientras avanzaba por la autopista, un pensamiento se abrió paso, casi sin querer: ese mismo centro comercial.
Cuántas veces había estado allí…
Años atrás, ese lugar había sido escenario de su juventud con Alejandro. Una época marcada por la ilusión, la precariedad y el impulso de querer más.
Ambos eran jóvenes, intensos, y sobrevivían el día a día con lo justo. Alejandro trabajaba jornadas interminables en la construcción, mientras ella soñaba con un futuro de elegancia y estabilidad.
Era una tarde calurosa. Isabella había insistido en ir al centro comercial par