CAPÍTULO 49 — Un nuevo deseo desbloqueado
Gabriel se había levantado antes que Isabella. No quería presionarla, lo sabía bien. Pero, a pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, la idea de ser padre seguía resonando dentro de él como una campana lejana, insistente.
Había imaginado tantas veces ese escenario —Isabella con una mano sobre el vientre, una sonrisa tranquila, el hogar lleno de risas nuevas— que ahora, enfrentado a la negativa de ella, algo dentro suyo se tensaba. No era frustración. Era más bien una tristeza muda, una que le costaba reconocer.
Desde la noche anterior, ambos caminaban sobre terreno resbaladizo. Isabella había terminado exhausta, y Gabriel había sentido miedo, una punzada fría en el pecho cuando la vio descompensarse. Ahora ella estaba fuera de casa, refugiándose —como solía hacer después de cualquier confrontación— en su trabajo.
— ¿Isabella? —Fatima levantó la vista de la pantalla cuando la vio entrar al estudio—. ¿Qué haces acá? Me contaron cuando llegu