CAPÍTULO 124 — Cada vez más cerca del reencuentro
Isabella no lo nota. Sentada en el restaurante junto a Camila y María, sonriendo, conversando sobre maquillaje, flores y telas, ella no imagina que entre los autos estacionados al otro lado de la calle alguien la observa fijamente.
Alejandro.
Lleva más de veinte minutos allí, reclinado en su asiento, mirando a través del parabrisas como si el mundo entero se redujera solo a ella. Lo sabe. Sabe que esto que está haciendo no es normal, que roza lo enfermizo, que no debería seguir alimentando esa fijación que crece día tras día. Pero no puede evitarlo. Cada vez que Isabella está lejos, siente ese hueco en el pecho. Una urgencia que no sabe controlar. Un magnetismo que lo arrastra hacia ella aunque no quiera.
Se odia por ello.
Y aun así, le envía el mensaje.
Un mensaje breve. Con una orden disfrazada de cita.
[Nos vemos mañana. No faltes]
Isabella lo recibe justo al final del almuerzo. Una punzada atraviesa su estómago. Eso no es una coinc