CAPÍTULO 103 – Un cruce inesperado
— Amor —dijo él—, ¿ya terminaste todas tus actividades por hoy? ¿Podemos irnos?
Isabella asintió con un suspiro. Aún sentía el impacto emocional del desmayo de Camila.
— Sí, ya terminé. En realidad… hoy había dejado el día libre —explicó—. Quería dedicárselo por completo a Camila. Justo cuando íbamos a salir a almorzar… pasó lo que pasó.
Gabriel le acarició el brazo con ternura.
— Mi vida, entonces no has comido nada —comentó con preocupación—. Ven, vayamos a buscar algo para almorzar. No podemos seguir así.
Isabella sonrió débilmente.
— Antes quiero pasar a ver cómo está Camila. Y despedirme de ellos. ¿Está bien?
— Claro, amor. Vamos.
Caminaron juntos por el pasillo silencioso del hospital, donde el eco de sus pasos parecía marcar el ritmo pausado de una calma reciente. Cuando llegaron a la habitación, Gabriel llamó con suavidad a la puerta. La voz de Valentino respondió desde adentro:
— ¡Sí, adelante!
Al entrar, encontraron a Camila recostada, más