Ojo por ojo (2da. Parte)
El mismo día
Londres
Matthew
A pesar de haber convivido con criminales y presenciado atrocidades que muchos no soportarían ver ni en sueños, esto… esto no tenía comparación. Porque ahora no se trataba de un caso más ni de una víctima ajena. Era mi historia. Era mi familia. Rachel estaba en peligro, y con ella, nuestro hijo. Tenía que mantenerme frío, controlar la avalancha de miedo que me golpeaba el pecho, y actuar con precisión. Pero era casi imposible. Porque sabía que un solo error, una sola jugada mal hecha, y los perdería para siempre.
Mis manos sudaban. El corazón me martillaba el pecho. Escuchar la voz de Patricia por el altavoz, con ese tono delirante, mientras hablaba con Rachel, me revolvía el estómago. Había que hacer algo, y rápido. Así que me lancé a la calle.
Crucé corriendo, casi tropezando con mis propios pasos, hasta que vi un local aún abierto. Las luces parpadeaban. El ambiente olía a grasa rancia y desinfectante barato. Empujé la puerta con fuerza y me abalancé so