Ojo por ojo (1era. Parte)
La misma mañana
Londres
Rachel
Supongo que ya había hecho todo lo que estaba en mis manos para demostrar la inocencia de Matthew. Incluso lo impensable: aliarme con Fallon para encontrar al verdadero culpable del asesinato de Dustin. Y sin embargo… aún sentía ese maldito nudo en el estómago, esa desconfianza sorda por la decisión que pudiera tomar el nuevo fiscal. Porque la verdad es que la justicia tiene formas extrañas —y a veces crueles— de ejecutarse. No sabía hasta qué punto mi testimonio pesaría para su liberación.
Tenía los nervios a flor de piel. La boca seca como cartón. El corazón golpeándome el pecho como un tambor desbocado. Las piernas me temblaban, aunque estaba sentada. Me mordía el labio, tratando de mantener la compostura en esa sala de la comisaría que olía a desinfectante barato y tensión acumulada. A mi lado, Grace parecía de mármol: rostro sereno, entonación firme, la postura exacta de una abogada que enfrentaba un simple trámite rutinario. Pero para mí no lo era.