Un tiempo después
Londres
Rachel
Dicen que el amor verdadero no siempre se siente como en las películas. Que no hay música de fondo, ni frases perfectas, ni finales con fuegos artificiales… y puede que tengan razón. Pero desde que Matthew llegó a mi vida, hay una melodía silenciosa que nunca ha dejado de sonar. Una música que no se escucha con los oídos, sino con el alma. Y no, no fue perfecto. Nunca lo fue.
Vivimos años de todo tipo. Años hermosos, intensos… años difíciles también.
Construimos un hogar, ladrillo a ladrillo, con nuestras manos, con nuestras dudas, con nuestras heridas. Hubo peleas, silencios que cortaban el aire, discusiones que nos desgastaron. Gritos que no queríamos decir. Miradas esquivas. Días en los que ni siquiera sabíamos cómo volver a hablarnos.
Pero ni así… ni así lo cambiaría por nada. Porque amar no es vivir en paz eterna. Amar es elegir, incluso cuando todo tambalea. Es seguir tomando la mano del otro, incluso cuando quema.
Y sí, tenemos nuestros momento