El edificio del FBI en Quantico parecía dormido esa madrugada. Los pasillos estaban vacíos, iluminados por la luz fría de los fluorescentes, y solo el zumbido de las máquinas de ventilación rompía el silencio. Marcus Levin caminaba con paso sereno, carpeta en mano, como un hombre que sabe que pertenece a cada sala que pisa.
Entró en el área de informes, cerró la puerta detrás de él y encendió la pantalla de su escritorio. El último reporte de Grayhaven ya estaba disponible: un borrador enviado directamente por Matthews tras el atentado en la cafetería. Contenía detalles precisos: número de casquillos, declaraciones improvisadas de testigos, descripción de la furgoneta sospechosa. Y lo más importante: la insistencia de Allyson Drake en que la Fundación Halcón Gris estaba vinculada al ataque.
Levin se inclinó hacia atrás en la silla, sonrió con calma y comenzó a escribir.
Eliminó las referencias a la Fundación. Cambió atentado directo por incidente armado sin confirmar. Ajustó las horas