Nelly detuvo el beso, su corazón palpitaba con fuerza en su pecho.
—¡No puedo! —dijo ella, apartando la mirada, sintiendo una mezcla de confusión y deseo.
Pero Ethan, con una mirada intensa y suplicante, tomó sus hombros con suavidad, acercándose más y más, como si su presencia pudiera borrar las dudas que la atormentaban.
—Te amo, Nelly —declaró, su voz temblando ligeramente—. Y me arrepiento. Juro que me arrepiento de todo lo que pasó entre nosotros. Déjame amarte, de ahora en adelante haré todo para hacerte feliz.
Las palabras de Ethan resonaron en el aire, llenas de sinceridad.
Ella lo miró a los ojos, buscando en su expresión alguna señal de verdad, alguna promesa de que esta vez sería diferente.
La tensión entre ellos era palpable, como un hilo invisible que los unía y los empujaba a un abismo de emociones.
—Hazme el amor —murmuró Nelly, sintiendo cómo su corazón se aceleraba ante la idea de entregarse a él una vez más.
Ethan sonrió, una sonrisa que iluminó su rostro y disipó las