Pronto, Jeremías fue trasladado al hospital.
Horas más tarde, en el hospital, la atmósfera estaba cargada de tensión y ansiedad.
Orla y Félix estaban allí, desesperados, esperando noticias sobre su hijo.
El tiempo parecía arrastrarse, cada segundo una eternidad.
Pronto llegaron Sienna y Alexis, seguidos por Enzo, que se unieron a la vigilia.
—Va a estar bien, es muy fuerte —decía Félix, intentando consolar a su esposa, aunque su propia preocupación era palpable.
Minutos después, Nelly, Melody y Demetrio llegaron al hospital, sus rostros reflejando la angustia que todos sentían.
Los abuelos de Jeremías también estaban presentes, cada uno esperando con temor la llegada del doctor, que traería consigo la respuesta que tanto deseaban.
Finalmente, el doctor apareció en el umbral de la sala de espera, su expresión seria pero tranquila.
—Familiares de Jeremías García Ruiz —anunció, y todos se acercaron, conteniendo la respiración.
—El paciente está fuera de peligro —comenzó el doctor—. Solo s