CAPÍTULO 9
El dragón del CastilloEl eco de los pasos de Alexander se desvaneció en el vasto silencio del comedor, dejándola sola con la victoria incipiente de una batalla ganada.Samantha se permitió respirar hondo, sintiendo alivio.Había cruzado una línea, desafiado a un titán, y había emergido indemne, incluso con una pequeña concesión.Su mirada se posó en los jardines inmaculadamente cuidados que se extendían más allá de la ventana, un tapiz verde y florido bajo el sol de la mañana.Eran hermosos, sí, pero sabía que debajo de esa perfección se escondían espinas.Muchas espinas.Esa casa, y su nueva vida en ella, eran un inmenso y colorido jardín.Y ella, no había llegado allí para marchitarse.Había llegado para florecer, para construir una vida. Para tener a sus hijos.Sus hijos no serían producto de un mero acuerdo para encubrir un error de cálculo.Ellos s