CAPÍTULO 13
La Rendición del Rey
La luz del atardecer teñía de oro y ámbar la lujosa Suite Este. Samantha estaba sentada en un suntuoso sofá de terciopelo, pero su mente estaba a kilómetros de distancia, inmersa en el frío y calculador mundo de los Hamilton.
La pantalla de la tableta que sostenía proyectaba un brillo azulado sobre su rostro concentrado. Había pasado las últimas dos horas devorando cada artículo, cada informe de accionistas, cada mención en las columnas de sociedad sobre Eleanor Hamilton.
No buscaba un escándalo obvio, sino un patrón, una debilidad en la armadura de la matriarca. Eleanor era metódica, implacable y, sobre todo, protectora de su linaje y su reputación. Era una leona, tal como Samantha había pensado, pero cada depredador tenía un punto ciego.
Se frotó los ojos, un suspiro escapó de sus labios. La información era un laberinto de fundaciones benéficas, adquisiciones empresariales y alianzas matri