CAPÍTULO 7Fuera de controlEl eco del cerrojo de la puerta de la Suite Este fue para Alexander como el sonido de una celda cerrándose.No la celda donde había encerrado a Samantha. Sino, su propia celda.Se movió por el pasillo de mármol con la rigidez de un autómata, cada paso que daba era una negación, cada inhalación, un intento fallido de purgar el aroma de ella de sus pulmones.El olor a flores y a lágrimas, a una rendición que se sentía peligrosamente como una victoria de ella.Entró en su despacho como un animal herido que busca su guarida. El silencio ordenado del lugar, que siempre le había proporcionado calma y control, ahora parecía burlarse de él.Era un escenario impecable para el caos que se desataba en su interior. Sin pensarlo, sus dedos rozaron sus propios labios. Un gesto involuntario, casi profano.Un ardor.