Capítulo 7.
El agua chorreaba por mis piernas mientras caminaba hacia mi reflejo. El cabello mojado se me pegaba a la piel, y mi respiración temblaba como si estuviera frente a una criatura salvaje.
Mi espalda…
No.
Lo que estaba sobre mi espalda.
Era un tatuaje inmenso, imposible de ignorar, imposiblemente detallado.
La luna tatuada no era una simple media luna. Era un arco enorme trazado con diseños que parecían antiguos, casi sagrados. Algunas líneas eran gruesas y negras, como tinta quemada sobre mi piel. Otras, en cambio, brillaban con un tono plateado, como si alguien hubiera mezclado luz de luna real en las marcas.
Pero lo peor…
lo que me heló la sangre…
Fue el lobo.
Un lobo enorme, imponente, tallado en tinta oscura y plateada, con ojos tan profundos que parecían mirar desde otro lugar.
Volví a gritar cuando se movió.
El aire se me atascó en la garganta y aun así no dejé de verlo en el espejo. El lobo tatuado parpadeó. Su pecho se expandió suavemente como si respirara. Era sutil, apenas pe