El agua estaba helada.Cada vez que trataba de sacar la cabeza para respirar, la corriente me arrastraba más lejos. El ruido del río era tan fuerte que apenas podía escuchar mis propios pensamientos. Golpeé una roca con el hombro, sentí el ardor inmediato y tragué agua. Tosí, pataleé, pero el cauce era más rápido de lo que había imaginado.Vi algo entre las olas: la canoa de la que Jason me había hablado. Flotaba a pocos metros, tan cerca que creí poder alcanzarla, pero la corriente me empujó justo en el momento en que estiré la mano.—¡No!—grité, aunque el río se tragó mi voz.Frustrada, decidí dejarla ir. La orilla opuesta se veía más cercana, y en algún punto tenía que acabar esta pesadilla. Me dejé arrastrar un poco más y, cuando vi unas raíces gruesas sobresalir de la tierra, me lancé hacia ellas.Las manos me ardieron al rozar la corteza mojada. Resbalé una vez, dos, pero en el tercer intento logré aferrarme. Tiré de mí misma con todas mis fuerzas hasta sentir la tierra bajo las
Leer más