KAYNE
Todo esto era mi culpa, todo lo que ella había pasado, lo que había vivido en ese lugar.
Se supone que soy su guardian, uno que tenía que haberla protegido en esa noche donde mi único propósito era mantenerme a su lado y protegerla.
Fue ahí donde rompí la primera regla. Alejarme de ella para enfrentar a mi padre, pensando ilusamente que ella estaría a salvo.
Sostengo la bandeja con rabia, con un enorme nudo en el pecho que cada vez que pienso en eso se aprieta cada vez más.
—Kayne…
Me detengo al escuchar a Lessan, se acerca vacilante, el dolor reflejado en su mirada, la pregunta queriendo salir de él.
—¿Cómo está ella?
—No sabría decirlo exactamente, pero prometo que haré lo mejor que pueda para traerla de vuelta.
Asintió sin detenerme más, no perdí otro segundo antes de volver a retomar el camino.
Mis pasos no vacilan al avanzar hacia mí habitación, son pesados, rápidos, pero antes de entrar me detengo para calmar la rabia que siento y ella no lo malinterprete.
Entro con cuidad