El amanecer había llegado con un silencio inquietante. Las luces de la ciudad se reflejaban en los cristales del hospital, y el bullicio habitual parecía lejano, como si todo el mundo supiera que ese día no era como cualquier otro. Fernando estaba en su apartamento, repasando una y otra vez los informes médicos, cuando el teléfono sonó con urgencia.
—¿Hola? —respondió con un tono firme, aunque su corazón ya latía con fuerza.
—Señor Fernando —la voz del doctor al otro lado era grave, cargada de tensión—. Debemos hablar de Adrián inmediatamente.
Fernando frunció el ceño, su instinto advirtiéndole que algo estaba mal.
—Dígame, ¿qué sucede?
—La situación de su amigo ha empeorado. Según los últimos exámenes, la única manera de garantizar su supervivencia más allá de dos años es un trasplante de ambos riñones. Además… hubo un error en los resultados de compatibilidad. Usted aparece negativo, pero tras una revisión rápida de las muestras preliminares, creemos que sí podría ser compatible.
Fe