El aire en el interior de la base era denso y pesado, cargado con una energía que parecía vibrar en las paredes de piedra oscura. Cada paso que el grupo daba resonaba con un eco profundo, como si el lugar mismo estuviera vivo, observándolos desde las sombras. Aurora sentía cómo su magia se agitaba inquieta en su interior, una respuesta instintiva a la amenaza latente que los rodeaba. Damien, siempre cerca de ella, mantenía su espada desenvainada, sus ojos rojos escaneando cada rincón.
Freya y Kael caminaban detrás, atentos a cualquier movimiento sospechoso. Vincent lideraba el grupo, su postura tensa pero determinada. A pesar de la desconfianza que algunos aún sentían hacia él, había demostrado ser un aliado valioso en el enfrentamiento previo. Sin embargo, todos sabían que el peligro apenas comenzaba.
La base estaba diseñada como un laberinto. Pasillos interminables se extendían en todas direcciones, adornados con inscripciones en lenguas antiguas y símbolos que parecían pulsar con u