Siete años juntos - tres de novios y cuatro de matrimonio - y Alejandro Morales terminó creyéndole más a su amante que a su propia esposa, arrastrándola él mismo ante la justicia. Cuando le preguntaron "¿Se declara culpable?", Luciana Torres sintió que su mundo se derrumbaba. Pero ahí mismo, en pleno juicio, logró darle vuelta por completo a todo el caso, probando su inocencia y dejando que ese imbécil viera la verdadera cara de su amante. En el momento que la declararon inocente, le soltó: —Alejandro, quiero de inmediato el divorcio. —¡Luciana, te vas a arrepentir! Estaba tan acostumbrado a que ella lo amara de forma incondicional que se creía intocable, convencido de que solo era un berrinche pasajero. Un día se la encontró por casualidad. —¿Vienes a pedirme que volvamos? —le preguntó con un aire arrogante. —Deberías ya dejar de una buena vez esa manía de creerte el centro del universo. El consultorio del psiquiatra está a unas cuadras. Antes, cada vez que se enojaba, siempre terminaba volviendo. Esta vez, por más que esperó, ella no regresó. Solo cuando ella se convirtió en una abogada tan exitosa como él y se enfrentaron en la corte, se dio cuenta de que en ese momento ya no era la misma. Ya no le pertenecía, y eso lo aterrorizó. —Luciana, todavía te amo, por favor, vuelve conmigo. Ella, radiante de confianza y mucha determinación, le respondió: —Me convertí en una mejor persona gracias a ti, pero no por ti. —Permiso, señor Morales, no me estorbe el paso. Que yo voy a ser su futura cuñada.
Ler maisAhora los familiares del muerto estaban armando lío en el restaurante, y la verdad, todo era culpa de ellos.Si algo le pasaba a su nuera, podían demandar directo a los familiares del muerto.Ahora, como estaban haciendo escándalo también en la comisaría, la policía ya había buscado a los parientes y les pidió que fueran.Si no hacían caso, la policía iba a tener que citarlos a todos para interrogarlos.Según la Ley de Seguridad Ciudadana, artículo 36: si alguien arma disturbios o molesta el orden en lugares públicos, oficinas o negocios, pueden multarlos o hasta detenerlos un rato, depende de qué tan grave sea. Si no pasó nada tan grave, normalmente solo dan una advertencia, una multa, o los detienen unos pocos días (de 5 a 10).Si siguen portándose mal, el castigo será peor.Cuando Luciana llegó, los familiares del muerto ya estaban ahí.Había llegado el esposo y el papá del muerto.La policía les explicó la situación y les advirtió que, si seguían armando lío, los iban a detener de
Una enfermera detuvo a Luciana en la entrada.—¿Eres familia de la paciente? Por favor, primero tienes que pagar.—Ah, está bien. —Luciana fue al mostrador y pagó trescientos dólares.Regresó y esperó afuera de la sala de operaciones.Por lo que había visto, parecía que el bebé de Olivia no iba a sobrevivir.Pasó casi media hora hasta que el doctor salió y Luciana se acercó rápido.—¿Eres pariente de la paciente? —preguntó el doctor.Luciana asintió.—Sí.—Tuvo un aborto espontáneo, cuando llegó ya había perdido al bebé. —El doctor, con su bata blanca, siguió hablando—El estado de ánimo de la paciente seguro está mal, por favor, acompáñenla y no la dejen sola. ¿Dónde está el esposo? Sería bueno que venga a verla.Luciana contestó:—De acuerdo.—Ahora no puede caminar, mejor que descanse un rato en la sala de reposo. Cuando despierte y esté bien, ya podrá irse a casa.Luciana asintió.—Gracias, doctor.El doctor solo asintió con la cabeza y se fue de nuevo a la sala de operaciones.Los
Frente al restaurante había un montón de gente mirando, todos curiosos.Justo cuando Luciana se iba a ir, Sebastián la detuvo:—Espera.—¿Ah? —Luciana lo miró, sin entender.—Con tanta gente, ¿quieres que llame a la policía?Luciana contestó:—Les pedí que llamaran, ¿no lo hicieron?Por lo que veía, nadie lo había hecho.Sacó rápido su celular y marcó a emergencias.Sebastián se puso delante de ella, abriéndole paso.Los familiares del muerto gritaban en la entrada, diciendo que Ramiro tenía la culpa de todo.—¡Tienes la cabeza llena de aire! ¡La policía ya dijo que Ramiro no tiene nada que ver! ¡Tu hijo fue el que molestó a la muchacha, y si terminó apuñalado, fue por su culpa!—¡Tú...!Los familiares del muerto se enojaron más y empezaron a empujarse.—¡Mamá, no peleen! —Olivia trató de separar a las mujeres.Pero seguían jaloneándose, ninguna soltaba. Olivia no pudo separarlas y gritó:—¡Esto es un delito! ¡Párenle ya!—¡Esposa del asesino, tú tampoco eres mejor! —una de las mujeres
Sebastián sonrió un poco, él no iba al despacho, pero nunca dijo que no la iba a ver.—¿Esto es el despacho?Luciana se rio un poco, ya ni se acordaba.Solo culpaba a que el despacho y su casa estaban demasiado cerca.—¿Y tú tan apurada, a dónde vas?Luciana fue sincera.—Me llamaron, parece que pasó algo con mi primo, tengo que volver.—Te acompaño.Luciana dudó un segundo.Todavía no quería meter a Sebastián con su familia.Eso sería como anunciar a todos quién era él.Apenas iban empezando.No sabía a dónde iba a llegar todo esto.Así que no quería que Sebastián se metiera tanto en su vida.Sebastián, como si leyera lo que pensaba, bajó la mirada, y se le apagó la emoción.Se mordió el labio, y después de un rato, dijo:—¿No puedo estar contigo o qué?—No es eso —Luciana intentó explicar rápido—.—Te estás haciendo ideas, yo solo…—Solo…Se dio cuenta de que no sabía cómo decirlo.En ese momento, su celular volvió a sonar y al contestar, la apuraron para que volviera.Ya no tenía ti
El ruido fue tan fuerte que toda la habitación tembló.María volteó y vio a Vanessa levantarse del sofá, la miró feo antes de ponerse la ropa y salir caminando hacia la puerta.María estaba tan enojada que le dolía el pecho, sentía una rabia que le quemaba por dentro.Si no se desahogaba, sentía que se iba a morir.Corrió directo hacia Vanessa.—¡Maldita! ¡¿Vienes a hacerme daño y todavía te atreves a provocarme?!Agarró un florero y se lo lanzó a la cabeza.—¡No te vas a ir así nomás!Vanessa cayó al piso en el acto.Al principio fingía que estaba desmayada, pero esta vez sí se desmayó de verdad por el golpe.Cuando llegó la ambulancia, María solo les dijo que se la llevaran.Alejandro salió de su cuarto ya vestido, vio que María seguía ahí, pero no dijo nada. Se alistaba para irse.—¿Vas al hospital a ver a esa desgraciada? —María se adelantó y le bloqueó el paso.—Ya escuchaste, esa tipa se la llevó la ambulancia.Sacó el celular y le mostró a Alejandro el video de la confesión de l
Alejandro no quería escucharle ni una sola palabra.—Tienes un minuto para largarte de aquí.Vanessa bajó la mirada, con los ojos llenos de rabia.—¿Es por tu prometida o por Luciana? —levantó la cabeza y fingió una cara de lástima.A Alejandro se le notó el enojo.—¿De verdad tengo que repetirlo?—Ya, ya, me voy. —Vanessa se levantó del suelo toda débil, temblando, pero no alcanzó a dar ni dos pasos cuando se desmayó en el sofá.Con una mirada asesina: Alejandro dijo:—Vanessa...Nada. Nadie contestó, así que se acercó y la tocó con el pie.Vanessa ni se movió.—¡Carajo! —gritó Alejandro, perdiendo la paciencia.Agarró el teléfono de la mesa y marcó emergencias.Vanessa pensaba que Alejandro la iba a llevar al hospital.Jamás imaginó que solo llamaría a la ambulancia y no se movería de ahí.Se mordió el labio por dentro, agachando la cabeza.Sentía que el pecho le ardía del coraje.Ese hombre de verdad era cruel.Toda la “bondad” de antes, la dejó atrás sin dudar.Pero ella no pensaba
Último capítulo