Y además, qué vergüenza.
María agarró a su mamá, con los ojos llenos de lágrimas, y le habló:
—Mamá, hay muchísima gente mirando, hablemos de esto después del compromiso.
La mamá de María, Laura Pérez, sentía que el corazón se le iba a salir del susto.
¿Será que a su hija le dieron algo raro?
Cuando no te toca sufrir, no entiendes lo duro que es el mundo.
Todo es culpa de ella, por haberla consentido tanto.
María era demasiado inocente.
—¿Y él qué tiene de especial? —le preguntó Laura, señalando a Alejandro.
Victoria aprovechó para darle un buen bofetón a Alejandro.
—¿Con quién carajos te metiste? ¿Quién te haría esto en tu propia fiesta? ¡Ni conozco a esa mujer! Eso debe ser falso o hecho con inteligencia artificial, no puede ser Alejandro de verdad.
Victoria no perdió tiempo y fue a consolar a Laura.
—Suegra, tranquila, si Alejandro llega a hacerle algo feo a María, yo misma me encargo de él. Usted ha visto lo mucho que la quiero, hasta le di el joyero más caro que tenemos en la fami