Capítulo 139
Luciana se quedó en silencio un momento, mirando a Catalina, desconcertada.

¿Por qué había pensado algo así?

—¿Parezco enamorada? —preguntó, confundida.

Catalina la miró de arriba abajo. Con el maquillaje y ese rubor bien aplicado, su cara lucía radiante, con ese tono rosado típico de una enamorada.

A ojos de Catalina, esa mirada inocente de su hija era pura actuación.

Seguramente aún no era el momento de “hacerlo oficial”.

Después de todo, probablemente llevaban poco tiempo saliendo.

Decirlo ahora sería apresurado.

Le tomó la mano, y con tono afectuoso le dijo:

—Luciana, todavía eres joven. Nos alegra mucho a tu padre y a mí que hayas podido superar tan pronto el dolor de un divorcio.

Lo que más la reconfortaba era que su hija no hubiera dejado de creer en el amor tras ese fracaso.

Luciana: —Mamá…

—Ya, ya no digo nada más —Catalina se levantó.

—Tengo que ir a poner a cocinar la salsa.

La salsa para los tacos debía cocinarse con antelación y dejarse enfriar.

Así que tenía que hacerlo
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