Llegamos al Mille-feuille Bakery Café y Jex como lo había hecho todo el día se mostró como todo un caballero, dándome la mano para bajar y luego tomándola y cruzándola con su brazo, puede ser que su amabilidad se deba a todo lo que escuché antes de la audiencia y en los alegatos, es como si él no quisiera verme mal, lo noté en la audiencia, pues cada cierto tiempo intentaba volver su cuerpo para verme, lo que me producía un poco de ternura y hasta risas al notar como la loca desquiciada esa nos miraba de reojo con rabia, pero hubo algo que me llamó la atención de todo esto y es que la mujer no miraba específicamente a Jex, más bien su mirada estaba fija en mi jefecito y eso me provocó cierto resquemor...
Mientras Jex pedía una mesa para nosotros pues era hora pick, así que el lugar estaba repleto, nosotros con mi jefecito nos fuimos al mostrador de los postres y pasteles para ver que comeríamos.
—Ya chiquilla, pide lo que quieras, que tu marido paga.
—Ya deje de decirle así, jefecito.