Manuel llamó a la puerta con una mezcla de ansiedad y determinación.
Cuando entró, se encontró con una atmósfera tensa; Martín y el gerente de proyectos intercambiaron miradas, y el silencio incómodo que llenaba la habitación era casi palpable.
Manuel frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien.
—¿Sucede algo? —preguntó, tratando de romper el hielo.
—Déjanos a solas, señor Guerra —respondió Martín, su tono cortante.
El gerente de proyectos salió rápidamente, dejando a los dos hermanos en un espacio que parecía cargado de resentimientos no expresados.
Manuel se volvió hacia Martín, su mirada fija y desafiante.
—¿Por qué te metes en mis asuntos? ¿Qué es eso de querer ver la colección antes que todos? —demandó, la frustración brotando de su voz.
Martín, sintiendo cómo la rabia comenzaba a burbujear en su interior, contestó con desdén.
—Tengo todo el derecho a hacerlo. Soy CEO de finanzas y producción. Vigilar nuestros diseños es mi trabajo, así que ya lo sabes, veré la nueva colecc