El bosque no dormía.
Gael caminaba en silencio, con los brazos cruzados tras la espalda, observando las ramas moverse con lentitud bajo la luz de la Luna. Sus pasos eran firmes, pero su mente era un torbellino. Desde que había comenzado a cuestionar las piezas sueltas de la historia, algo en su interior se había quebrado… o mejor dicho, despertado.
Había ordenado que nadie se acercara al refugio ,nadie sabía del guerrero lesionado, ese que él mismo había llevado allí en secreto. Lo había hecho por instinto. Algo en las palabras de Pedro lo había estremecido, pero lo que más le dolía no era lo que se decía... sino lo que no se decía. Ese hombre vio a Nayara viva y el lo sentía ,estaba feliz y triste a la vez. Hablaba de alguien más. De alguien que según la historia oficial… estaba muerto y enterrado.
Kael. Su tío Kael.
Gael apenas recordaba su rostro, solo un eco vago, casi fantasmal, en las memorias de su infancia. Había oído el nombre en susurros, en advertencias, en las prohi