Un Alpha con un pasado que lo atormentaba. Una humana que llegaba a desordenar su vida. Él es fuerte y ella frágil. Él se encuentra en la oscuridad y ella es la luz que lo saca a flote. ¿Podrán los miedos del pasado interferir en su futuro?
Leer másEra una tarde de verano comun y corriente para la pareja de lobos que se encontraba conversando, pasando el día en su jardín trasero que daba directamente con la extension del bosque.
Sus tardes se resuminan así, no eran muy de salir a bares o restaurantes, ellos gozaban de la compañía del otro una vez que ambos llegaban a casa luego del trabajo.
Él habia puesto unas carnes en la parrilla, mientras su mujer preparaba un par de sencillas ensaladas para acompañarlas y ahora ambos se encontraban con los estomagos llenos disfrutando de su compañía junto a unas botellas de cerveza cuando de un segundo a otro la paz del bosque se vio alterada por algo inusual.
El llanto de un bebe.
Ambos se miraron extrañados y antes de que él pudiera impedir lo que vendria a continuacion, su mujer se transformo rapidamente en su Loba y corrió hacia el bosque sin ver atrás.
Él negó con la cabeza y se transformó para ir tras ella, sabía cómo era su mujer y lo unico que podria hacer ahora era acompañarla para asegurarse de que aquel llanto no fuera una trampa para hacerle daño al amor de su vida.
Los llantos eran cada vez más fuertes expandiéndose por el tranquilo bosque, acelerando los latidos de aquella Loba que iba en ayuda de aquel bebe que sonaba como si la necesitara.
La loba corrió sin detenerse a ver si alguien venía tras ella, porque era consciente de que su pareja le pisaba los talones. No era necesario verlo para ello, ya que la conexion de ambos le confirmaba que estaba ahí junto a ella; calentando aquellas areas de su pecho y cabeza que solo pertenecian a él.
El sonido del río llegó a los oídos de la Loba junto con el llanto más fuerte del bebe indicando que estaba cerca, pero no disminuyó su paso, sino que lo aceleró cuando vio a lo lejos una balsa que habia chocado contra unas rocas junto a la orilla, pero que debido a la fuerte corriente era sacudida con fuerza.
Con un gran salto cayó sobre las rocas que afirmaban la balsa viendo en su interior algo que agrietó su corazón, dos cuerpos humanos; hombre y mujer con una bala en la cabeza de ambos. La sangre que escurria ya estaba seca y sus cuerpos palidos, así que lo que sea que haya sucedido fue hace horas atras.
Y en medio de ambos se encontraba la fuente del llanto envuelta en una manta rosada.
Con mucho cuidado se acercó a la balsa sin bajarse de las rocas y con ayuda de sus patas delanteras y un gran equilibrio logró tomar el bulto entre sus dientes con suavidad para no lastimarla y sin pensarlo dos veces se echó hacia atrás volviendo a la seguridad de tierra firme.
La loba volvió a su forma humana para poder revisar el envolotrio rosa, olfateando por algun rastro de sangre y un enorme suspiro la abandonó al no detectar nada más que ese caracteristico olor a bebé humano.
Con los dedos temblorosos recorrio el pequeño rostro de la Humana, cabello rubios como él sol y ojos café como la más espesa miel que puedes encontrar en los panales, su piel blanca, pero enrojecida debido al fuerte llanto junto a lágrimas que ya comenzaban a secarse en sus regordetas mejillas ya que ahora ella observaba a la mujer que la tenía en brazos detenidamente.
–Hola hermosa –susurró dulcemente la mujer–. ¿Cuál será tu nombre? –preguntó revisándola en busca de algun indicio, encontrando entre sus mantas un pequeño libro que resultaba ser su acta de nacimiento–. Que tenemos aquí…–lo saco logrando hacer sonreír a la bebé–. Amelia…precioso nombre.
–¿Cómo se encuentra? –la voz de su pareja hizo que volteara hacia él afirmando a la bebé contra su pecho.
–Bien, ya se calmó y no olí rastros de sangre en ella –habló Lila a su esposo.
–No podemos decir lo mismo de aquella balsa –respondió Connor a su esposa viendo hacia la escena del crimen–. ¿Qué creés que pudo suceder?
–No lo sé –respondio ella sin apartar los ojos de Amelia que gorgoteaba feliz de estar en los brazos de la Loba–. Pero sucedio hace mucho, la sangre ya está seca.
Connor volvió la atencion hacia su esposa y un pinchazo atacó su pecho, el olor a añoranza que desprendía su mujer llenaba el lugar y eso solo aumentaba el dolor de él.
–Cariño, sé lo que estás pensando y no… no podemos.
–¿Por qué no? –la voz y mirada de tristeza solo aumentó el pinchazo–. Está sola, no podemos dejarla aquí… podrian atacarla y no sobrevivirá –intentó convencerlo, pese a que ella también sabía que era mala idea, pero los gorgoteos de felicidad de la pequeña humana en sus brazos la impulsan a luchar por ella–. Por favor… ambos queremos una bebé… podria ser nuestra.
–Es humana amor mío, ¿Qué haremos con una humana? –respondió él sintiendo como la idea se adentraba en su mente siendo incapaz de apartar los ojos de ambas.
–La criaremos para ello, le enseñaremos nuestro mundo y ella lo amará… –acarició los pequeños mechones rubios de la bebe–. No tiene a nadie más que nosotros ahora.
Miró a su esposo con aquellos ojos llenos de añoranza y emociones que era imposible para el negarle algo. Él sabía todo lo que ella sufria desde que se enteraron que no podrian tener hijos por un accidente que ella sufrió dañando de forma permanente su útero sin que nadie supiera explicar el porqué.
–¿Podemos intentarlo? –su esposa interrumpio sus pensamientos–. ¿Por favor?
Él soltó un suspiro y se acercó aún más ambas logrando captar la atencion de Amelia que lo miró y comenzo a gorgotear extendiendo los brazos hacia él. Sin dudarlo la tomó en brazos y la acurrucó contra su pecho sintiéndose pleno y en paz con ella en sus brazos.
–Bien… lo haremos –respondío ganándose un pequeño baile de felicidad de esposa que lo abrazaba con cuidado de no aplastar a la bebe que reia con sus brazos–. Pero…¿Qué le diremos a James?
–Si no la aprueba… nos iremos de la manada –su esposa anunció con firmeza–. Ella es lo unico importante ahora.
–Bueno… así será.
Sin decir nada más, ambos caminaron de vuelta por el mismo lugar al que llegaron; con la gran diferencia de que ahora alguien más se incluia en su familia. Una pequeña humana bebe que no paraba de balbucear entre los brazos de su nuevo papá.
Ambos se miraron con una sonrisa en sus rostros cuando escucharon reír por primera vez a su nueva hija, porque pese a lo que pudiera pensar o decir el Alpha; ellos ya habian tomado su desicion.
–¿Creés que deberiamos ir a hablar ahora con él? –preguntó Lila cuando comenzaron a ver las primeras casas aparecer frente a ellos.
Tardaron un par de horas en volver debido a que venían en forma humana, por lo que él sol ya se estaba escondiendo trás el bosque.
–Podemos ir en la mañana –respondió Connor adentrándose en su patio–. Primero quiero acomodarla y ver que haremos en caso de que tengamos que irnos.
–Está bien –respondió Lila abriendo la puerta de la casa para que su esposo junto a su hija pudieran entrar–. ¿Deberiamos bañarla?
Ambos se detuvieron para ver a Amelia fijamente, intentando determinar si era correcto o si ya tenía edad suficiente para ello.
–Creo que sí… –dijo Connor–. Digo, debe tener un año ya ¿no? Fijate en su carnet.
Lila revisó el cuaderno que traia en sus manos y sonrió.
–Aún no, los cumple en tres meses más.
–Bueno, pero es grande… ya debe haber sido duchada antes, podriamos intentarlo –afirmó a la bebé con más fuerza mientras la giraba en sus brazos para colocarla frente a su rostro–. ¿Te has duchado antes hermosa?
Amelia lo unico que supo hacer fue patalear sus piernas regordotas que flotaban y chillar con alegría viendo a su papá.
–Eso lo tomaré como un sí –ambos rieron viéndola con amor–. Bañemosla.
–Iré a preparar la tina… –Lila aplaudio con felicidad haciendo sonreir a su esposo que adoraba verla así de feliz–. Recuerda ponerte algo de ropa.
Connor fruncio el ceño y miró hacia abajo encontrándose completamente desnudo.
–Lo habia olvidado…–volvió a acomodar a Amelia contra su pecho y siguió a su esposa hacia el dormitorio–. Vayamos a vestirnos.
Los tres se adentraron en el cuarto, dejaron a la pequeña en medio de la cama matrimonial rodeada de cojines mientras él se vestia con algo ligero y ella se cubría con una manta para adentrarse en el baño y comenzar a preparar la bañera.
Una vez cubiertos, él lobo se acercó a la cama donde su pequeña hija seguía cada uno de sus movimientos con atencion y curiosidad completamente en silencio. Connor colocó una de las rodillas sobre el colchón cuando sintió el cambio en el ambiente.
Suspiró y tomó a su hija en brazos al mismo tiempo que su esposa salió del baño con una expresion de miedo.
–Todo estará bien –él la calmó–. Tendremos que hablar con él hoy despues de todo.
Lila asintió y caminó hacia el closet para colocarse algo rapido de ropa y salió del cuarto cuando sonó el timbre de la casa.
La conversacion era inevitable, solo esperaba que su Alpha comprendiera la situación y no los obligara a tener que abandonar su hogar de años.
Unos suaves golpes lograron despertar a James de su profundo sueño, tardó unos segundos en aclarar su mente y lograr abrir los ojos antes de darse cuenta del entorno en el que estaba.Amelia abrazada a él, durmiendo placidamente. El calor de su cuerpo se filtraba en el de él dándole una paz que hace mucho tiempo no sentía, pero sabía que esto estaba mal. Ella no debia estar aquí y muchos menos abrazada tan intimamente con él. Los golpes nuevamente sonaron y miró en dirección a la puerta.–Pase –susurró consciente de que la persona fuera podría oírlo.Su beta entró con cuidado observando atentamente la imagen frente a él, pero omitió palabras al respecto.–¿Qué sucede? –preguntó James susurrando.No queria despertar a su pequeña, sabía que quizas lo habia pasado mal debido al vínculo que tenían y no quería preocuparla.–Los padres de Amelia están aquí –dijo su beta–. Están preocupados.–¿Cuánto tiempo ha pasado? –Un par de horas desde que ella llegó aquí.El alpha maldijo internamen
Una ansiosa Amelia se paseaba por la pieza caminando sin parar, sus padres la miraban preocupados ya que podian sentir el miedo y la ansiedad brotar de ella en grandes cantidades haciendo pesado el aire del cuarto donde estaban por proteccion. Cada casa estaba diseñada con una habitación de proteccion en caso de ataques para que cada familia pueda protegerse.–Hija quizas deberias sentarte un momento –mencionó su madre viéndola rascar su cabeza.–¿Y si algo le pasa? –respondió ella comenzando a morder una uña–. ¿Quien lo cuidara?Su madre suspiró y se colocó de pie acercándose a su pequeña hija, la sujetó por los hombros y conectó su mirada con la suya.–Todo estará bien, tiene los guardias y a su beta que lo cuidarán. –Pero… quizas debió quedarse aquí refugiendose también. –Es su deber hija –habló su padre a su espalda–. Aunque él quisiera, jamás se quedaría atras, su instinto no se lo permite.–Lo sé, pero…Bajo la vista mientras mordia su labio gentilmente, la preocupacion la co
Los años siguieron pasando y mientras para muchos las cosas seguían el curso de la vida, para el Alpha de la manada pareciera que no avanzaba nunca. Porque si bien él no quería admitir que la pequeña humana era su pareja, sabía que algo inevitable y que tendría que afrontar en un futuro cercano. Amelia ya tenía 15 años y pese a que ahora su relacion era más cercana ya que el Alpha siempre la acompañaba a su casa cuando se separaba de su último amigo, caminando con ella las pocas cuadras que le quedaban él sabía que para ella él solamente era el líder de la manada. Que no sentia el lazo de unión como él, porque las consecuencias de estar con ella todos los días era que el vínculo de compañeros en él se activará y lo sintiera a flor de piel. Las ganas de estar con ella, el olerla, el sentirla, todo se habia intensificado. Pese a sus esfuerzos por mantenerse al margen de la situación debido a la realidad que lo rodeaba en torno a su pequeña humana, no habia podido luchar contra su nat
Cuatro años más pasaron con rapidez, sin dar cuenta de nada y la vida seguía su curso. Amelia tenía 8 años, era una joven muchacha llena de energía y curiosidad. Pese a ser humana rodeada por cambiaformas, para ella era normal. Si bien sabía que ella no era 100% parte de ellos, se sentía como una más. Sus papás desde que ella fue consciente de los cambios que habian a su alrededor le contaron cómo la encontraron, la historia de la manada y las reglas que implican.Ella no tenía problemas con eso, amaba el lugar donde vivia y a sus amigos, que siempre eran más cuidadosos con ella ya que al ser humana era más fragil, pero no menos valiente. James por su parte seguía en la misma situación de negacion, pese a que sabía que con cada año que pasara sería más dificil hasta el punto donde no podría negarlo más, se mantenia fiel a su palabra de mantenerse alejado de ella. O al menos lo intentaba.El lazo entre ellos cada vez tomaba más fuerza y para mala suerte, al ser él la parte lobuna,
Dos años más pasaban y habia intentado mantener su palabra sobre mantenerse alejado lo mejor posible, pero habia veces en las que la angustia por verla y comprobar si se encontraba bien eran demasiado fuerte.Pese al reporte diario que su beta y mejor amigo le daba respecto a ella, había días en los que debia verlo con sus propios ojos. Como hoy. Que era el cumpleaños número 4 de Amelia.Y Lila con su esposo habian pedido el salón de eventos de la manada para poder celebrarlo, ya que como la pequeña iba al jardín habian decidio invitar a todos los compañeros y en su casa no entraba toda la gente. Si bien, el espacio del salón de eventos era lo suficientemente grande para que todos estuvieran dentro, el día estaba espectacular, con un sol en su máxima expresion y no corría nada de viento, por lo que los niños se encontraban jugando fuera.Desde donde él se encontraba podia reconocer las caras de su beta junto a su compañera y de su madre, que sonreía viendo a los cachorros jugar.Ja
Ya habian pasado dos años desde que la pequeña Amelia habia llegado a la vida de la joven pareja. Si bien, al inicio fue dificil; ya que tuvieron que aprender a ser padres del día a la mañana, lograron adaptarse a ella y a su nueva vida. La pequeña de dos años amaba incondicionalmente a sus padres, tal como ellos la amaban a ella. No hubo problemas hace años cuando la fueron a inscribir, ya que el Alpha habia dado un anuncio hacia toda la manada esa misma noche sobre la nueva integracion en sus tierras.Y pese a los miedos que los padres lobos tuvieron sobre su nueva hija, nadie nunca fue mal aducado o hirientes con su hija. De hecho, ella era muy querida dentro de la comunidad y todos la cuidaban ya que sabian que era un eslabón fragil dentro de la manada.James por su parte, no volvió a acercarse a la familia de lobos, pero desde la distancia los observaba y se aseguraba de que nada le faltara a la pequeña; como lo hacía justo en ese momento. Si bien, sus acciones mayoritariamente
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