Capítulo 2

Lila inhalo hondo antes de tomar el picaporte de la puerta, pero se arrepintió inmediatamente ante el olor del enojo, decepsion y poder que emanaba el lobo al otro lado de la madera. 

–Todo estara bien mi amor –su esposo dijo a su espalda y eso fue el valor suficiente para finalmente abrir la puerta. 

Inmediatamente el ceño fruncido y los ojos brillantes en rojo del Alpha se encontraban frente a ellos. 

–Les dare la oportunidad de explicarse antes de emitir algun tipo de juicio en su contra…–la mirada del imponente Alpha fue sobre el hombro de Lila–. Pese a ver la suficiente evidencia con mis ojos. 

Ambos lobos asintieron y ella hizo espacio para que el Alpha pudiera ingresar a la casa, pese a que no venía solo. Un par de guardias resguardaban la entrada y podian sentir la presencia de la Luna en el automóvil estacionado frente a su cerca.

–Hablen –ordenó James, olfateando el aire ante un delicioso pero sutil aroma que había dentro de la casa. 

Lila retrocedió colocandose al lado de su esposo que sostenia a la bebe sobre su hombro enseñando la espalda al Alpha. 

–Hace un par de horas estabamos sentados en nuestro patio cuando escuchamos el llanto de un bebé…–comenzó a explicar la loba–. No lo pensé dos veces y me transforme para correr tras ella. 

Un gruñido retumbó en sus paredes y ambos se quedaron quietos ante el poder.

–¡¿TE DAS CUENTA QUE PUDO SER UNA TRAMPA!? –gruñó el Alpha hacia ellos haciéndolos encoger ante la ferocidad de su voz y el tintinear de sus ojos entre café y rojo–. ¿¡QUÉ HUBIERA PASADO SI LOS ATRAPABAN POR AQUEL DESCUIDO?!

Ante los gritos Amelia comenzó a llorar en los brazos de su papá desconsoladamente, Connor inmediatamente comenzo a mecerla y hablarle bajo para poder calmarla, logrando que poco a poco los llantos disminuyeran. 

James por su parte, no esperó que su propio lobo reaccionara ante aquello preocupándose y gruñéndole que no volviera a gritar. 

–Lo sentimos, pero no pude evitarlo –Lila volvió a hablar–. La encontramos en el río, dentro de una balsa junto a sus padres.

–¡¿SE LA QUITASTE A SUS PADRES?! –gruñó James entre dientes para no volver a gritar y asustar a la bebé que mecia aún Connor calmandola.

–¡No! no…–la loba negó rapidamente–. Ellos estaban muertos, hace horas por el estado de sus cuerpos; ella se encontraba entre ambos cuerpos llorando desesperadamente y tuvimos que tomar una decision…–acarició la cabeza de la bebé–. Nos quedaremos con ella.

James parpadéo procesando las palabras que acababa de escuchar salir de la boca de la loba.

–¿Disculpa? ¿Como dijiste? –preguntó olfateando el aire intentando determinar de dónde venía el aroma que podia sentir.

–Nos quedaremos con ella, la adoptaremos –respondió Connor.

–¿Se golpearon la cabeza o inhalaron algo allá en el río? –volvió a preguntar el Alpha avanzando un paso hacia ellos logrando que retrocedan afirmando el agarre en su hija–. Es una humana… –masculló entre dientes–. ¿Que se supone que haran? Estará rodeada de hombres lobo que no son iguales que ella, solo la exponen a más peligro. 

Lila negó con la cabeza y las lagrimás comenzaron a picar en sus ojos ante la idea de que su Alpha no los aceptara. 

–Nosotros le enseñaremos todo, no tiene porque estar en peligro si le explicamos y enseñamos cómo sobrevivir entre nosotros.

–Lo siento, pero no –conluyó el Alpha caminando hacia la puerta–. Devuélvanla.

–¿A dónde? –Lila exclamó con pánico acercándose hacia el lobo–. No tiene familia, solo nos tiene a nosotros.

Amelia ante la densidad del ambiente comenzó a removerse en los brazos de Connor logrando que él la girára quedando frente al Alpha, que detuvo su andar al ver sus ojos miel que lo veían atentamente.

–Llevenla a esos orfanatos de humanos, no se quedará aquí –respondío sintiendo a su lobo reclamar ante aquella orden, rogándole que se acercara a la bebé para olerla mejor–. Háganlo.

–No –sentenció Lila con seguridad. 

Ella y su esposo contuvieron el aliento cuando su Alpha volteó lentamente hacia ellos para observarlos fijamente. 

–¿Qué dijiste? –preguntó James. 

–D-dije que no –respondió Lila reuniendo todo su valor ante el aura amenazadora de su Alpha–. No la devolveremos y si usted no la acepta aquí, nos iremos.

James quedó perplejo ante la seguridad con la que la loba hablaba, porque pese a detectar el miedo por retarlo en la orden, también sentia la verdad en sus palabras. 

Abrio la boca para responderles, pero el sonido de la puerta abriéndose hizo que todos vieran en esa direccion. Encontrándose con la expresion de preocupacion de la Luna.

–¿Qué está sucediendo? –preguntó la mujer viendo la escena frente a ella.

–Nada que sea de tu incumbencia madre –murmuró el Alpha. 

–Pero qué tenemos aquí…–su madre lo ignoró caminando hacia Connor con los ojos brillantes–. ¿De dónde salió esta preciosidad? –habló hacia Amelia que le sonreía y estiraba los brazos para que la tomaran en brazos, cosa que Karina hizo sin dudarlo–. Hola hermosa, ¿cómo es tu nombre? 

–Madre…–gruñó James acercándose un paso hacia ella con su lobo insistiendo acercarse más.

–¿Qué? –respondío ella volteando a verlo con Amelia en sus brazos, que apenas lo tuvo en su campo de vision estiró los brazos hacia él–. Mira, quiere ir contigo. Tómala. 

–No –se cruzó de brazos ignorando a la bebé que comenzó a reclamar llamando su atencion.

Su madre lo observó con reproche y le tendio la bebé que pataleaba en el aire hacia él. 

–Tómala. 

–¿Por qué debo tomarla? –cuestionó el Alpha negándose a tomarla, pese a las ansias de su lobo por hacerlo.

–Porque yo lo digo y soy tu madre, debes obedecerme. 

James rodó los ojos y suspiró antes de descruzar sus brazos y tomar a la pequeña bebé que su madre le tendia.

Amelia se aferró inmediatamente a la camiseta del Alpha cuando la acomodo cerca de su pecho, sintiendo como el corazón de la pequeña bebé latia rapidamente; casi en sincronia con el de su lobo que ronroneaba ante la cercanía con aquella pequeña niña.

James frunció el ceño ante la reacción de su Lobo, porque la realidad de ambos era que su lobo no habia estado muy presente y la razón de eso aun retorcia su corazón.

Pero lo que más llamó su atencion, fue el como aquella presión que su lobo hacia dentro de su cabeza disminuia ante el aroma que entraba en sus fosas nasales.

–Ya la tome, ¿ahora qué?–ignoró todo lo que sentía.

Karina rodó los ojos y negó con la cabeza ignorandolo, habia una razón por la que le habia entregado la bebé y en su interior sonreia al notar que sus sospechas eran ciertas; ya que el cambio de colores en los ojos de su hijo habian disminuido. 

–¿Entonces ella forma parte de nuestra manada ahora? –la luna preguntó hacia los padres lobos que la miraron con esperanza–. ¿Tenía algun certificado con ella?

–Sí, venía con un certificado de identidad entre sus ropas –respondió Lila.

–Bien, entonces lleven eso al registro y la adopten.

–¿Perdón? –James gruñó ante el desafío de su madre logrando sobresaltar a Amelia en sus brazos–. Dije que no se quedaría aquí, no pertenece aquí.

Bajo la vista hacia la bebé que lo veia formando un puchero con sus labios ante la voz grave y amenazadora, la preocupacion inundó su pecho y sin pensarlo dos veces la acercó más a su cuerpo y comenzó a mecerla.

Amelia se calmó inmediatamente aferrándose a él y cerrando los ojos cuando sintio el palpitar de su corazón y el sutil ronroneo que retumbana en el pecho del Alpha.

–Se quedará, es una bebé y no tiene a nadie más –dijo con seriedad su madre–. Necesita amor y un hogar dulce, que ellos podran darle.

James solamente observó a la mujer que le dio la vida, pero no dijo nada más. Porque en el fondo él también quería que la bebé se quedara.

–La diosa Luna la puso en su camino por algo y no somos quien para ir en contra de sus deseos –volvió a decir para asegurarse de que su hijo no se negara–. Mañana mismo vayan al registro, la adoptan y la aman como sé que lo harán, ¿Sí?

Ambos lobos se miraron con emoción y afirmaron con entusiasmo. 

–Gracias luna –Lila agradeció  con los ojos llorosos.

–No es nada, sé lo que han pasado y merecen esto –Karina les sonrió acercándose a James para quitarle a la bebé que practicamente estaba dormida en sus brazos y se la entregó a sus padres–. Confío en que la amarán como ella merece.

Amelia al notar que los brazos no eran en los que estaba comenzó a reclamar y removerse estirando sus brazos hacia el Alpha que luchaba contra su lobo para no arrebatarsela nuevamente a su padre. 

–Si no hay nada más que decir –Karina vió a su hijo que negó–. Nosotros nos vamos.

–Gracias luna –Connor hizo una pequeña reverencia–. Gracias Alpha.

Le habló al hombre, porque él sabía que si su Alpha no hubiera accedido; facilmente podria haber rechazado la orden de su madre y haber hecho cumplir la suya. 

–De nada –respondió James–. La quiero inscrita mañana mismo –ordenó hacia ambos lobos–. Y espero que la cuiden y amen como mi madre dice, porque sino, despidanse de ella. 

–Lo haremos Alpha, gracias –habló Lila. 

La luna y el Alpha asintieron y caminaron hacia la puerta para irse, escuchando como ambos lobos a sus espaldas suspiraban y el aroma a felicidad llenaba el pequeño hogar. 

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