Capítulo 4

Dos años más pasaban y habia intentado mantener su palabra sobre mantenerse alejado lo mejor posible, pero habia veces en las que la angustia por verla y comprobar si se encontraba bien eran demasiado fuerte.

Pese al reporte diario que su beta y mejor amigo le daba respecto a ella, había días en los que debia verlo con sus propios ojos. 

Como hoy. 

Que era el cumpleaños número 4 de Amelia.

Y Lila con su esposo habian pedido el salón de eventos de la manada para poder celebrarlo, ya que como la pequeña iba al jardín habian decidio invitar a todos los compañeros y en su casa no entraba toda la gente. 

Si bien, el espacio del salón de eventos era lo suficientemente grande para que todos estuvieran dentro, el día estaba espectacular, con un sol en su máxima expresion y no corría nada de viento, por lo que los niños se encontraban jugando fuera.

Desde donde él se encontraba podia reconocer las caras de su beta junto a su compañera y de su madre, que sonreía viendo a los cachorros jugar.

James recorrió con la mirada a todos hasta detenerse en la pequeña que buscaba, se encontraba corriendo y riendo junto a los demás cachorros. Su cabello rubio se encontraba amarrado en dos coletas y utilizaba un vestido color celeste que se movía con cada uno de sus pasos. 

Una risa se formó en el rostro del Alpha al verla disfrutar tanto de su día especial. 

Con cuidado de no ser visto, se fue acercando cada vez más hacia donde ella se encontraba con la esperanza de poder desearle un cumpleaños feliz. Se movió entre las sombras de los árboles que rodeaban el lugar acechando a la pequeña humana que estaba escondida trás un arbusto intentando pasar lo más silenciosa posible. 

James volvió a sonreír al darse cuenta de que se encontraban jugando a las escondidas.

–Hola pequeña –susurró cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que ella lo escuchara–. ¿De quién te escondes? 

Amelia llevó los ojos hacia él logrando acelerar los latidos del lobo.

–De mis amigos –susurró ella hacia él y luego le hizo señas con una de sus manos pidiéndole que se acercara–. Ven escondete, si no me descubriran.

James sonrió mientras se arrastraba hacia donde el pequeño cuerpo de Amelia estaba y se pegó bien a ella para poder caber en el arbusto. 

–¿Están jugando a algo? 

–A las escondidas –volvió a susurrar ella acercándose más hacia el enorme hombre que estaba con ella–. No debemos hablar o me encontraran. 

–Esta bien, lo siento…–respondió James viéndola fijamente con una sonrisa y su lobo ronroneando en su interior–. pero…te escucharán igual cielo y podran olerte con sus sentidos más agudos.

Amelia negó con la cabeza meciendo sus rizos y se inclinó más hacia él intentando alcanzar su oreja, cosa que diviertió al Alpha porque jamás podria llegar, así que se inclinó hacia ella notanto el dulce olor de las almendras que desprendía. 

–Me prometieron no usar sus poderes conmigo cada vez que jugaramos –se alejó de él y sus ojos se abrieron viendo tras su hombro y un pequeño chillido salió de ella escondiéndose bajo el brazo del Alpha que se reía entre dientes–. No hagas ruido, shhh… ahí está Pedro.

James vió sobre su hombre y efectivamente estaba uno de los cachorros buscando entre los arbustos unos pasos más allá. Amelia por su parte presa por los nervios de ser descubierta comenzó a reír mientras se fundia bajo el brazo del Alpha.

–Pequeña si sigues riendote te descubrirán –susurró el Alpha con diversion viendo nuevamente sobre su hombro–. Debes mantenerte en silencio.

Pedro cada vez estaba más cerca y consciente de su ambiente descubrio que Amelia se encontraba trás el arbusto, pero como era su cumpleaños decidió hacerse el loco y se fue a buscar hacia otro lugar encontrando otro de los pequeños.

El Alpha notó como el pequeño miraba en esa dirección y decidía irse por otro camino y una pequeña oleada de orgullo llenó su pecho por los más pequeños de su manada, ya que sabía que la cuidaban y velaban por su bien.

–Pedro ya se fue pequeña –habló James viendo hacia abajo, notando que las risas habian disminuido–. ¿Amelia? –preguntó notando que el rostro de la pequeña estaba contra sus costillas, pero no se movía—. ¿Cariño? 

Se alejó de a poco de ella, afirmandola con cuidado cuando su cuerpecito caía flacido debido a que habia caido profundamente dormida. El Alpha miró a su alrededor y un suspiró salió de sus labios ya que sabía y esto solo confirmaba lo que él ya sabía. 

A lo lejos pudo escuchar como Lila llamaba a su hija porque era hora de cantar feliz cumpleaños y el sentimiento de culpa abrazo su pecho, ya que debido a que no fue capaz de mantenerse lejos habia logrado que ella se durmiera.

Con cuidado tomó su pequeño cuerpo en brazos y la atrajo a su pecho sintiendo el calor que ella transmitiá y la paz que le entregaba el tenerla cerca. Comenzó a caminar hacia donde la fiesta mantenía su auge notando como las conversaciones diminuian al verlo a él estar en ese lugar. 

Connor a lo lejos notó la figura imponente del Alpha con su pequeña en brazos y corrió hacia él con el miedo surgiendo al verla inconsciente. 

–¿Hija? –preguntó con panico llegando frente a ellos–. ¿Qué sucedió?

–Tranquilo…–Habló James sintiendo el miedo fluir del padre–. Solo está dormida.

Inmediatamente los musculos de Connor se relajaron y observó cómo su pequeña se afirmaba con fuerza de la camiseta del Alpha mientras dormia placidamente. Lila llegó junto a ellos con curiosidad y miedo cuando notó a su pequeña hija en brazos de su líder. 

La manada miraba la interaccion con curiosidad preguntandose “Que hacia su Alpha ahí” “Porqué tenía a la pequeña humana en brazos” “Y porque ella dormia tan comoda junto a él”

Lila estiró los brazos para poder tomar a su pequeña hija e instintivamente James retrocedió un paso dejando a los padres estaticos en su lugar y a él mismo debido a su reaccion. 

–Lo lamento –carraspeó con vergüenza–. Lamento que se durmiera, solo me acerque a saludarla mientras se escondía.

La madre lo observó a él y a su pequeña con curiosidad, con las dudas susurrando en su subconsciente, notando el comportamiento de su líder respecto a la pequeña y notando el cambio de sus ojos. 

Sonrió internamente y negó con la cabeza hacia el hombre frente a ella, que notaba no quería dejarla y aun así deseaba huir de las miradas curiosas de su pueblo.

–No hay problema, podemos esperar a que despierte para cantar –dijo ella con calma–. ¿Me ayuda llevándola dentro para que pueda descansar?

La tensión en James se calmó inmediatamente ante las palabras de la mujer y asintió comenzando a seguirla cuando ella comenzó a caminar dentro de la sede. Dentro había un pequeño cuarto que tenía camarotes y comenzaron a caminar en direccion hacia alla.

A lo lejos la Luna y madre de James observo atentamente la interaccion, las actitudes de hijo y los de la pequeña que mantenia afirmada a él y una pequeña sonrisa tiró de sus labios antes de volver a conversar con una de las mamás que estaba a su lado.

–Puede dejarla ahí –Lila mostró una de las camas que tenía una manta nueva, seguramente traida por ella–. Sabíamos que en algun momento se quedaría dormida así que trajimos sus cosas de la casa para que estuviera comoda. 

James asintió satisfecho con esa informacion y con cuidado se acercó a la cama para depositar a su pequeña en el lugar indicado, pero Amelia se negaba a soltarlo.

–Mhh…–susurró el Alpha intentando zafarse del agarré, pero le resultó imposible–. Lo lamento. 

Lila rió despacio notando como su hija se negaba a soltarlo y como él cada vez estaba más incómodo con la situación.

–Si gusta puede quedarse aquí hasta que ella despierte –sugirió ella, pero él negó.

–No quiero entrometerme más.

Se soltó bruscamente del agarre de su pequeña logrando que ella despertara cuando él se ponia de pie y los ojos miel inmediatamente se llenaron de lágrimas y comenzaba a llorar debido a la falta de calor que entregaba el Alpha. 

–Tranquila tesoro –Lila se acerco rapidamente a ella acostándose con ella y acurrucandola intentando calmar el llanto–. Todo está bien, vuelve a dormir.

 James inmediatamente se sintió mal y la culpa inundó su cuerpo, junto con el malestar que generaba su ausente lobo que gruñía levemente en su interior por haberla hecho llorar.

–Lo lamento…

–No se preocupe… –susurró Lila mientras acariciaba la espalda de su pequeña que poco a poco volvía a caer en brazos de morfeo–. No es su culpa. 

El observaba a la pequeña Amelia acurrucada contra su madre que aún lloraba levemente mientras poco a poco se dormía e ignorando la incomodidad y el que su cuerpo le exigiera quedarse ahí y calmar a la pequeña asintió hacia la madre y salió del lugar.

Ignoro las miradas de la gente mientras el huia del recinto y el llamado lejano de su madre, intentando con todas sus fuerzas no atraér más miradas curiosas y caminó cabeza gacha hasta que estuvo en la seguridad de su hogar.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP