Unos suaves golpes lograron despertar a James de su profundo sueño, tardó unos segundos en aclarar su mente y lograr abrir los ojos antes de darse cuenta del entorno en el que estaba.
Amelia abrazada a él, durmiendo placidamente.
El calor de su cuerpo se filtraba en el de él dándole una paz que hace mucho tiempo no sentía, pero sabía que esto estaba mal. Ella no debia estar aquí y muchos menos abrazada tan intimamente con él.
Los golpes nuevamente sonaron y miró en dirección a la puerta.
–Pase –susurró consciente de que la persona fuera podría oírlo.
Su beta entró con cuidado observando atentamente la imagen frente a él, pero omitió palabras al respecto.
–¿Qué sucede? –preguntó James susurrando.
No queria despertar a su pequeña, sabía que quizas lo habia pasado mal debido al vínculo que tenían y no quería preocuparla.
–Los padres de Amelia están aquí –dijo su beta–. Están preocupados.
–¿Cuánto tiempo ha pasado?
–Un par de horas desde que ella llegó aquí.
El alpha maldijo internamen