El amanecer cayó sobre Milán con una calma engañosa.
Afuera, los autos comenzaban a circular, las cafeterías abrían sus puertas y el murmullo de la ciudad intentaba cubrir la tormenta mediática que se desató la noche anterior.
Pero dentro del apartamento de Nathan, la calma era solo una ilusión.
En la pantalla del televisor, decenas de noticieros repetían el mismo titular:
“ESCÁNDALO EN FORCE CORPORATION: PROMETIDO DE NARA SMITH DESCUBIERTO EN ESCENA ÍNTIMA CON SU HERMANO.”
Las imágenes, tomadas por un periodista desde el pasillo del centro de convenciones, mostraban el momento exacto en que Jon gritaba, cuando Nara caía al suelo llorando y Nathan sujetaba a Logan para evitar que se derrumbara.
No se veía el beso, pero no hacía falta.
Los gestos, las miradas, el contexto... lo decían todo.
Nathan apagó la televisión con un golpe seco.
El silencio volvió, y solo se escuchaba la respiración entrecortada de Logan, sentado en el sofá, con el rostro entre las manos. Aún llevaba puesta la c