—América, le estoy hablando —la voz de la maestra sonó seca y molesta, sacándola bruscamente de sus pensamientos.
—Dígame, maestra —respondió con rapidez, algo sonrojada.
—¿Cuántos tipos de papiloma existen?
América se quedó pensativa. No estaba segura si eran cien o más de cien. Se arriesgó.
—Más de doscientos tipos, maestra.
La profesora la miró con cierta suspicacia, pero asintió.
—Exacto. Como les decía, el tabaquismo es una de las causas que lo favorece, así que dejen de fumar hierba —añadió, provocando algunas risas en el aula.
América volvió a desconectarse. Su mente no estaba en clase, sino en Nathan. En sus besos, en lo poco que le había hecho… y en lo mucho que deseaba más. Ya quería tener veintidós años. Aunque, si lo pensaba bien, no entendía por qué debía esperar tanto. Después de todo, era su esposa. Ante Dios, no estarían haciendo nada malo.
Pero las palabras de Oliver resonaban en su mente como un eco molesto: "El sexo es solo para adultos. Cualquier jovencita puede te