Punto de vista de Rubi

Corríamos entre sombras que parecían surgir de todas partes. Kael lanzó un poderoso ladrido que reverberó en las paredes de la ciudad, y las criaturas se dispersaron lo suficiente para que pudiéramos huir más rápido.

Mi recién adquirida velocidad nos dio ventaja, pero cada zancada llevaba consigo el peso de la persecución. Vagamos por calles desiertas, luchamos contra algunos siervos de Notrix que surgieron en nuestro camino, hasta que al fin los primeros rayos del amanecer tiñeron el horizonte.

Los Noctis se esfumaron con la luz, como cenizas arrastradas por el viento.


Detuvimos nuestra marcha jadeantes. Rose tenía varios cortes y raspaduras, pero Kael lamió sus heridas, y estas comenzaron a cerrarse como si el tiempo retrocediera.


—Rubi, no podemos quedarnos aquí —dijo Rose con la voz cargada de urgencia—. Nos atraparán tarde o temprano.


La miré con seriedad, asintiendo.


—Lo sé. Pero ¿a dónde vamos?


Rose calló por un instante, sus ojos parecían