Baldassare
Apoyo la cabeza en el asiento. No hay peligro; Guido ya no nos matará con su forma de manejar. Nos hemos relajado al no tener a nadie siguiéndonos. El móvil vibra en mi bolsillo. Lo había puesto en silencio cuando estaba con Azzura. La espalda me está pasando factura por tantas horas tatuando. Merda, pero valió la pena cada trazo en su piel. Saco el celular y entrecierro los ojos al ver la pantalla.
—Número desconocido —informo.
Neri se gira en el asiento del copiloto. Oprimo la tecla y me incorporo de golpe al reconocer los disparos a través de la línea.
—¡Bal, ayúdame…! —la voz alterada de Santo me golpea.
—Santito, ¿qué pasa? —pregunto, todo mi cuerpo en máxima alerta.
Me escurro entre los asientos.
—Hay muchos… muchos disparos en la villa… Tengo miedo —llora el pequeño.
—Escóndete —digo y coloco el altavoz—. Guido, ve a la villa de Azzura. Adesso.
Me encargo de meter urgencia en la orden.
—Viene alguien… Bal, tengo miedo… —su voz se reduce.
El miedo se atenaza en mi estó