Baldassare
Entra abruptamente el joven y empuja a las chicas. El capi viene detrás, con el rostro surcado en lágrimas, y no se despega de la espalda de su primo. Filipa e Immacolata se acomodan a mi lado, dejándolo procesar la partida de su hermano. El chico guía sus manos temblorosas hacia la cabeza pelona de Taddeo y suelta un gemido de dolor.
—¿Ahora quién me levantará a almohadazos? —se encorva y besa su frente—. ¡Dimeee! —brama, desolado, zarandeando los hombros de Taddeo.
Caruso lo abraza por detrás y lo aleja de la camilla.
—¡Suéltame! —Lucha por zafarse, pero el capi lo retiene por el estómago—. Mi hermano solo duerme —dice entre jadeos, mientras sus brazos tratan de alcanzar el cuerpo.
Los chicos del capi entran —con sus rostros a la vista— y le dan la mano a su líder. Los gemelos sostienen las piernas voladoras del joven. En el auto se habían dejado ver las caras. El que manejaba era gemelo con el que recibió la bala en el brazo. Me fijo que tiene el brazo vendado. Él nunca v