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3/ EL ENCUENTRO CON EL CEO

Jerry me ofreció su tarjeta después de estrecharnos la mano. La guardé en el bolso que tenía encima de aquella imponente mesa. 

—Seguramente tendremos que vernos con frecuencia después de la reunión, a parte de que me gustaría que conozca a todos los empleados por si necesitara cualquier cosa —Me dijo. 

—Muchas gracias, pero estoy deseando que acabe todo esto, y así poder conocer al hijo del señor O”Brien, que es por eso por lo que esperaba esta entrevista con su jefe —comente poniéndome aun mas nerviosa. 

De pronto, el CEO terminó de hablar con la otra persona que también parecía estar esperando por él. Finalmente entró en la sala, sentándose a la cabecera de la mesa, saludando con cierta frialdad. 

—Buenos días señorita Donovan, espero que no se haya aburrido mucho y que mi asistente le haya atendido como se merece — me dijo el CEO muy serio. 

Nos quedamos los dos mirándonos fijamente a los ojos ya que trataba de leerle alguna expresión en su rostro, sin conseguir absolutamente nada. 

—Muchas gracias señor, pero esperaba que sería solamente una entrevista de trabajo, hablar los dos y que me dijera si está conforme en que sea la niñera de su hijo —Le comente. 

—Entonces señorita Donovan, es mejor que empecemos con la entrevista ya que tengo otra reunión de trabajo en veinte minutos —Me dijo el CEO. 

Enseguida pude darme cuenta de que él estaba muy tranquilo y muy relajado a pesar de que no mostraba ninguna expresión en su rostro. Y el CEO no habló, solo me miraba en silencio, como si esperara ver alguna reacción de mi parte, sí que lo hizo en su lugar su abogado. 

—Como ya le hemos dicho Keira, mi cliente desea hacerle una oferta que seguro le será gratificante para usted, aunque creo que para usted será algo fuera de lo común. Un contrato donde se expresara que, en unos meses se hará otro tipo de contrato, ya que aparte de ser la niñera del hijo de mi cliente, deberá acompañar al señor O”Brien a algunos eventos como su acompañante, aunque eso será mucho más adelante, por supuesto con un contrato y diez millones de beneficio para usted, a parte de su sueldo de niñera ¿que le parece?  —Me dijo Alfred. 

—¿Cómo dice? yo vengo para el puesto de niñera, no para ser la escort de nadie, señor O”Brien —Le dije algo indignada. 

—Señorita Donovan, nadie le ha dicho que vaya a ser la Escort de nadie, por favor piénselo y mañana nos volvemos a ver. Aunque realmente espero recibir una respuesta positiva de usted. Ahora lo siento pero tengo una importante reunión, la espero ver mañana en mi oficina, buenos días —dijo el CEO, marchándose sin decir nada más de aquella sala. 

—Yo de usted me lo pensaría bien señorita Donovan, mi cliente es muy generoso a la hora de pedir algún extra a sus empleados —dijo el abogado en tono firme y muy serio. 

Después de aquella reunión en la empresa de Mario O'Brien, paré un taxi en la calle, dando al conductor la dirección de mi amiga Alicia, ya que ella me acogió por unos días en su casa, ya que yo no tenía sitio ni casa a donde ir. Cuando entré por la puerta de la casa me pude fijar que también estaba Dany, un amigo nuestro que era Gay, comiendo los dos una especie de helado mientras veían la televisión. 

—Cariño, qué pronto has llegado, cuenta que te han dicho ¿Tienes el trabajo? ¿Cómo es tu jefe? —me preguntó Dany, mientras movía sus manos. 

—El CEO, es muy serio y muy frío, aún no conozco a su hijo. Mañana tengo que volver a la empresa ya que solo hemos firmado un contrato de confidencialidad —dije, sentándome sobre la alfombra que estaba ubicada delante del sofá de dos puestos donde estaban sentados ellos.

—Verás como el trabajo es tuyo, monina y además si no lo consigues yo conozco gente en la peluquería donde trabajo que estarían súper encantados de tenerte como niñera —Me dijo Dany haciéndome reír. 

—Muchas gracias eres un encanto —Le respondí riendo. 

Al día siguiente, después de ducharme y desayunar, escogí ponerme una falda de tubo estrecha y un top con una especie de chaquetilla por encima, cogí mi bolso marchándome de la casa para ir hasta la empresa O”Brien. 

Aunque estaba algo desanimada, iba con la convicción de que tenía que conseguir sí o sí, aquel trabajo de niñera. Nada más llegar, le pagué al taxista. Bajé del coche, subí los escalones y entré en el edificio. Luego fui hasta el elevador, llegando en segundos hasta el piso número treinta, que era donde se encontraba la oficina del CEO. 

Me acerqué a su asistente que estaba sentado en su mesa, levantándose este enseguida que me vio llegar. 

—Buenos días señorita Donovan, enseguida le digo al jefe que está usted aquí —dijo Reed. 

El hombre cogió el teléfono para comunicarse con su jefe. 

—Señor O”Brien, la señorita Donovan está aquí, sí señor acaba de llegar —Le dijo Reed, colgando seguidamente el teléfono mirándome con una sonrisa. 

Me hizo acompañarle guiándome hasta la puerta del despacho de su jefe. Reed tocó con los nudillos y luego abrió la puerta para dejarme entrar.  

—¿Necesita algo más jefe? —preguntó desde la puerta del despacho.

Nada más entrar a aquel enorme despacho, me quedé por un momento inmóvil viendo a un niño que estaba jugando en el sofá que había. De pronto nos miramos aquel niño y yo, sintiendo como un frío me recorría todo el cuerpo, ya que su color de pelo y el color de sus ojos eran iguales que los míos, aunque su nariz y la forma de su boca era la del hombre que me acosaba en la casa que estuve como niñera, o sea su padre. 

—No Reed, gracias ya puedes retirarte —Le ordenó el CEO.

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