Inicio / Romance / SIEMPRE JUNTOS / 4/ CONOCIENDO AL NIÑO
4/ CONOCIENDO AL NIÑO

De pronto aparte mi mirada del niño fijándome en el CEO, ya que tenía puesta una camisa blanca desabrochada de dos botones, justa sobre sus fuertes pectorales y sus bien formados brazos, teniendo las mangas de su camisa subidas hasta sus codos, unos pantalones de color azul. Estaba de pie junto a su mesa, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. 

Nos miramos los dos fijamente a los ojos y luego estrechamos las manos, sintiendo la calidez de su piel, mientras le sonreía. 

Él me miró detenidamente, haciendo que mi cuerpo temblara, haciendo un gesto con su mano para que me sentara en uno de los sillones que había enfrente de su mesa, rodeándolo el seguidamente para sentarse en su gran sillón. 

—Señor O”Brien,  quería darle las gracias por recibirme en su empresa, espero que sea la adecuada para cuidar de su hijo —Le dije algo nerviosa. 

Nada más terminar de hablar, noté como una mano pequeña, me daba palmaditas en mi hombro, giré la cabeza viendo al niño detrás de mí sonriéndome. 

—Disculpe, es mi hijo Lucas — me dijo el CEO. 

—No se preocupe. —respondí y volví mi rostro hacia el pequeño.— Hola cariño, sé cómo te llamas, tu papá me lo ha chivado — le susurre, escuchando la melodía de su sonrisa. 

—Hola, yo no se como te llamas tú —me dijo pequeño.

—Me llamo Keira ¿te gusta mi nombre? a mí me gusta mucho el tuyo, ¿sabes? —dije haciéndole algunas cosquillas en su cuello. 

—Me gusta tu nombre, es bonito —Me respondió. 

—¿Cuantos años tienes Lucas? —pregunté. 

—!!Tengo cuatro¡¡ —respondió poniendo sus brazos encima de mis rodillas sin dejar de mirarme. 

—Lucas cariño, deja ya de molestar a la señorita —Le dijo su padre, con voz suave y muy cariñoso. 

—No se preocupe, señor. Me encanta que no sea tímido, me gusta mucho jugar con los niños —Le respondí.

—Soy a veces estricto con mi hijo Keira, por cierto ¿se ha pensado ya mi proposición? yo no tengo mucho tiempo y necesito su respuesta, ya —Me preguntó sin titubeos, el Sr O'Brien. 

—Sí señor y acepto, necesito trabajar, ya que necesito el dinero y su oferta me parece muy buena. —contesté. 

Me quedé por un momento mirando al pequeño, como si estuviera recordando al bebe que dejé en aquella casa nido hacía ya cuatro años. Lucas se fue hacia el sofá, echando su cuerpecito en el reposa brazos apoyando su carita. Iba vestido con unos preciosos pantalones a rayas azules y una camisa también de color azul. Mientras que llevaba zapatillas deportivas blancas igual que los calcetines. 

Me quedé mirándolo con una sonrisa en mi boca, mientras pensaba que hubiera sido de nosotros si me hubiera quedado con mi bebe.  

Me pude fijar en como me observaba el CEO mientras yo miraba al pequeño Lucas. Cuando me di cuenta de la mirada tan intensa del CEO, me giré y empecé a explicarle mi curriculum, por si se me había olvidado poner más información en aquel documento. 

Sabía que el señor O'Brien me escuchaba con mucha atención, pero me ponía muy nerviosa el que me mirara con tanta intensidad, ya que sus preciosos ojos verdes tenían un brillo muy especial. De pronto Lucas, se sentó en la silla que había a mi lado dejando que sus piernas balanceaban sin dejar de mirarme. 

Entonces me acordé que siempre llevaba alguna golosina en mi bolso, saque la golosina, miré a su padre para pedirle su aprobación y cuando sentí que sí, que me daba su permiso, por la sonrisa que de pronto tenía en sus labios, le di la golosina al pequeño, bajando el de la silla para darme un abrazo ante la mirada atónita de su padre.  

—¿Te gusta el sabor a fresa? —pregunté al pequeño que no dejaba de saborear aquella golosina. 

—Si, gracias Keira —Me respondió, haciendo que sonriera mientras le acariciaba su negra y suave cabellera. 

Durante el tiempo que duró aquella reunión, el señor O'Brien se mantuvo igual de serio que la primera vez, pero era muy cortés conmigo. Nada en comparación con el dueño de la casa donde serví durante varios años como niñera. Lo que más nerviosa e inquieta me ponía, era su mirada, ya que sus ojos grandes y verdes me hacían sentir algo excitada, pero también cohibida ante aquel imponente hombre, que me intimidaba y al mismo tiempo me generaba cierta inseguridad. 

No parecía arrogante ni altivo, ni tenía una pizca de vanidad, si no que se le notaba muy seguro de sí mismo aunque sí que tenía una irresistible autoridad, dentro de esa seguridad que tenía por sí mismo. También me fijé en que ese hombre, era muy observador y prefería escuchar y que los demás hablaran, en vez de entrar él, en conversaciones ajenas. 

De pronto se levantó de su gran sillón y con educación me señaló con su mano la puerta de su despacho, acompañándome después hasta donde se encontraban los ascensores, siempre acompañados por el pequeño Lucas. 

—Mi chofer la espera abajo, solo dígale donde tiene que llevarla —Me dijo con voz ronca.

—Gracias señor O'Brien, quedó esperando su respuesta entonces —Le comente.

—Adiós Keira —Me dijo con su tierna voz y una sonrisa en sus labios, el pequeño Lucas. 

Me agaché para estar a su altura, rodeando mi cuello sus brazos dándome un beso algo pegajoso en mi cara. 

—Adiós cariño, espero volver a verte pronto  —Le dije mientras acariciaba su mejilla. 

Cuando el ascensor llegó a la planta y se abrieron sus puertas, el señor O'Brien, me ofreció su mano en señal de despedida, quedando conmigo en llamarme lo más pronto posible.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP