Las ruedas de la camioneta rechinan por la capa asfaltatica, Sofia ya se mantuvo en total silencio después de aquella discusión. La camioneta negra ingresó con elegancia por el portón principal de la residencia Fort. El silencio entre los dos pasajeros en su interior era espeso, como si se tratara de una capa densa que cubría cada palabra no dicha.
Naven descendió primero. Sus pasos firmes y seguros resonaron contra la piedra de la entrada. Vestía su traje oscuro con la misma precisión con la que manejaba todo en su vida. Sofía lo siguió, más pausada, sujetando el pequeño bolso que había llevado con ella.
Las luces del interior de la residencia se encendieron automáticamente al detectar movimiento. El mármol blanco relucía bajo la iluminación cálida, y la brisa de la Primavera apenas movía las hojas de los setos perfectamente podados. Sofía levantó la vista un momento para contemplar la magnitud del lugar. Por mucho que ya lo conociera, la residencia Fort seguía imponiéndole respeto d