Sofia se había acomodado en el gran sillón de su habitación desde allí se había puesto a observar el gran paisaje del Jardín de la Residencia, Ares se acomodó a su lado, Sofia observa como una hermosa Mariposa desciende bajo una flor para saborear de su néctar, la pequeña mujer deja ver una sonrisa débil ante la hermosura de la naturaleza. Algo tan simple, algo a lo que ella estaba tan acostumbrada y ahora la simpleza estaba lejos de ella, ahora todo era un caos. Después de varios minutos la pequeña mujer había tomado la decisión de darse un baño y acostarse a dormir.
HORAS MÁS TARDE
El comedor principal de la residencia Fort no tenía nada de acogedor esa noche. No por falta de elegancia, sino por la tensión que se respiraba en el ambiente. La mesa estaba perfectamente servida, iluminada por una lámpara colgante que dejaba caer su luz sobre el centro, proyectando sombras suaves en las paredes beige. Los cubiertos de plata brillaban con una pulcritud intimidante.
Sofía bajó las escaler