La selva lo envolvía con su espesura. Los sonidos de la naturaleza resonaban como ecos distantes en su mente, entremezclados con los latidos acelerados de su corazón. Skiller avanzaba con pasos pesados, sintiendo las miradas de los hombres de Björn clavadas en su espalda. Pero la que más le dolía… era la de Daesa.
Su esposa.
Su amor por ella era su ancla, y al mismo tiempo, su condena.
¿Es este el final? ¿Así terminaré? Atado, humillado… sin poder proteger a los míos.
El aire húmedo se volvía más espeso. Cada respiración era un recordatorio de su impotencia. No podía caer… pero las cadenas apretaban más fuerte que su propia voluntad.
Sus ojos recorrieron el terreno en busca de una salida, alguna esperanza que no estuviera teñida de sangre. Pero no había caminos fáciles. Las dudas lo asaltaban como sombras arrastrándose entre los árboles.
Ella me necesita vivo. La familia me necesita vivo… pero también libre.
El pensamiento se repetía en su mente como un mantra, buscando una calma que