Capítulo 117:
“Y en la grieta que dejó el sacrificio…
la esperanza empezó a filtrarse.”
La tierra seguía temblando, y las últimas partículas de luz de Sanathiel se iban desvaneciendo lentamente en el aire. Un silencio abrumador cubrió el campo de batalla, como si el mundo entero se hubiera detenido, conteniendo el aliento ante lo inevitable.
Aisha permanecía arrodillada, sosteniendo el medallón que aún brillaba débilmente, mientras las lágrimas surcaban su rostro. Incluso cuando una de las partículas roso levemente su rostro como dando consuelo. Ella sintió la mano de él, su lobo blanco.
“Sanathiel”, cerrando los ojos, como si pudiera verlo.
Salomón se acercó lentamente, con el rostro endurecido por la mezcla de rabia y desesperación.
—Él no tenía que hacerlo —murmuró, sus manos apretando los restos de la lanza.
Aisha levantó la mirada, con los ojos llenos de determinación.
—Lo hizo porque sabía que nadie más podía. No entiendes, Salomón… Sanathiel creyó en algo más grande que nosotr