SANATHIEL

SANATHIELES

Fantasía
Última actualización: 2025-04-18
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Resumen
Índice

En un mundo donde los linajes antiguos y pactos demoníacos dictan el destino, Sanathiel se alza como un líder improbable entre los Nevri, una ancestral manada de licántropos. Adoptado por Luciano Kerens, un hombre marcado por un oscuro trato con un demonio, Sanathiel carga con el peso de una herencia maldita y un pasado que nunca le pertenece del todo. Atrapado en una red de traiciones, magia prohibida y alianzas al borde del colapso, su única certeza es el peligro constante. Varek, su hermano inmortal y despiadado, y Sariel, un vampiro nacido de los muertos, son piezas clave en un juego sangriento donde la familia puede ser la mayor amenaza. Pero cuando Aisha, una joven con un vínculo enigmático con su pasado, irrumpe en su vida, despierta fuerzas que ni siquiera él puede controlar. Con una profecía sellando su destino y las sombras revelando su verdadero origen, Sanathiel deberá elegir entre redención o venganza… entre proteger lo que ama o ser consumido por su legado. "Sanathiel: Entre lobos y sombras, su pasado lo persigue." Una historia de magia, sangre y pasión donde la supervivencia choca con los lazos de sangre, y el amor puede ser la maldición más peligrosa de todas.

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Capítulo 1

Prólogo 0: La Trinidad de la Sangre

Dicen que cuando la luna alcanza su cenit, se tiñe de carmesí.

Algunos la llaman Luna de Sangre.

Otros, una maldición.

Yo aún no sé cuál de las dos soy.

He soñado guerras que no viví y he cargado recuerdos que no me pertenecen. Cada vez que respiro, algo en mi interior gruñe… como si quisiera escapar. Nadie me dijo quién era. Solo el medallón conoce mi verdad.

Entonces escuché aquel grito. Una mujer muriendo.

Y a su lado, tres niños: hijos de una humana lobuna y de un demonio sin rostro.

◆ El primero, de ojos violetas, olía a tormenta y azufre. Varek, marcado por la eternidad.

◆ El segundo, de mirada roja como brasas, llevaba en la sangre el hambre de los vampiros: Sariel.

◆ El último era espejo de su madre: piel temblorosa, ojos dorados que aún no sabían si serían humanos… o bestia. Sanathiel.

Tres hermanos.

El precio de un pacto.

Esa noche lo comprendí.

El charco frente a mí devolvió unos ojos que no eran míos.

Eran los del niño que lloraba escarcha.

Yo era él.

Y él era la bestia.

Prefacio I: Las cenizas de un Nombre

Luciano Kerens no eligió nacer entre cicatrices, pero aprendió a vivir con ellas. Fue hijo del silencio que dejaron las guerras, un huérfano que aprendió a morder la vida antes de ser devorado por ella. En el Pueblo Esperanza del Ciervo, donde creció, lo llamaron imprudente por robar pan para alimentar a Kevs —su hermano sin sangre—, e ingenuo por creer que algún día ese lugar lo aceptaría. Pero la verdadera imprudencia fue descubrir la cripta oculta en el bosque, sus muros carcomidos por el tiempo y repletos de oro maldito. Robaron juntos, Kevs y él, convencidos de que el mundo les debía algo a cambio de tanta hambre.

Con el botín, compraron una cabaña cerca de un convento. Allí, Luciano conoció a Beatrice, una novicia de sonrisa frágil y manos cansadas de  rezar. La sedujo entre sombras, entre salmos susurrados y secretos compartidos bajo la luna. Ella, ahogada por votos que no eligió, se dejó amar. Y cuando el vientre de Beatrice se hinchó de vida, Luciano cometió su segundo error: liberó a Azael, un demonio encerrado en la cripta, creyendo que su poder protegería a la niña que vendría.

La pequeña nació con ojos de ámbar y un medallón lunar grabado en el pecho, un sello que atestiguaba el pacto. Pero el convento no perdonó. Acusaron a la niña de herejía, la entregaron a la turba, y Luciano llegó justo para ver cómo las llamas devoraban el cuerpo de su hija. Beatrice, colgada de las vigas de su celda, fue su tercer error.

Regresó a la cripta, pero no para robar, sino para invocar a Azael entre reliquias saqueadas y gritos ahogados:

—¡Toma mi alma, pero devuélveme lo que me arrebataron!

El demonio rio, señalando el medallón de la niña enterrada:

—Tus hijos pelearán hasta que solo uno quede. Y tú, Luciano, serás el látigo que los azote.

El fuego verde del pacto, eco de los pecados que Luciano arrastraba como cadenas, le talló runas en la piel. Cada símbolo brillaba con el resplandor de sus remordimientos, quemando más allá de la carne. Pero el verdadero dolor fue ver a Kevs —ahora Moira—, huir con el medallón de la niña, su ojo izquierdo ahora una ventana a los hilos del destino, guardando la reliquia como una promesa rota.

Años después, convertido en vampiro, Luciano repitió su patrón de errores. Encontró a Noah, un joven a punto de morir, y lo mordió condenando a convertirse en su sombra. Noah lo odió, pero la deuda los unió. Y cuando Moira le habló de Sanathiel, un lobo blanco marcado con el mismo medallón lunar, Luciano incendió el Pueblo Esperanza del Ciervo, creyendo que controlaba el juego.

Pero el juego lo controlaba Azael.

En las llamas verdes que reflejaban su propia culpa, Sanathiel despertó con memorias ajenas: una ciudad en ruinas, hermanos que gritaban su nombre, y el medallón ardiendo con el mismo fulgor verdoso que consumía a Luciano, un recordatorio de que ambos eran eslabones de la misma cadena. "Eres mi obra maestra", susurraba el demonio, mientras las llamas dibujaban en el aire siluetas de la hija enterrada.

Luciano, oculto en las sombras, observó. Las runas en su piel palpitaban al unísono del medallón, y en los ojos dorados de Sanathiel, Luciano vio no solo a su hija, sino el reflejo de un fuego que jamás pudo dominar. En el medallón, la promesa de un destino que ni el amor ni la venganza podrían alterar: un ciclo de ceniza y culpa, alimentado por el verde de las llamas que ambos compartían.

Este no es un relato de héroes. Es la confesión de un hombre que intercambió sus cicatrices por runas, sus lágrimas por fuego, y su nombre por una maldición: Kerens, el Desterrado, el lazo que une a las piezas de un juego donde solo el demonio sonríe.

¿Su pecado original? Creer que el amor —ese mismo que ahora ardía en el pecho de Sanathiel como una llama verde— bastaría para redimir a un hombre.

¿Su castigo? Ver cómo ese mismo amor teñía de verde las piras, alimentando un fuego que jamás se apagaría.

Y mientras las llamas verdes dibujaban recuerdos que no eran suyos, Sanathiel despertó. Con la marca ardiente en el pecho, con el peso de un hombre que no comprendía… y con el aullido de una profecía latiendo entre sus costillas.

En sus ojos dorados el reflejo de una guerra no iniciada, y en su alma… la maldición del lobo blanco.

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153 chapters
Prólogo 0: La Trinidad de la Sangre
Capítulo 1: La maldición del lobo blanco
Capítulo 2: Sombras del destino
Capítulo 3: Cartas bajo la tormenta
Capítulo 4: “El nuevo”
Parte III: Secreto
Capítulo 5: El Lobo Blanco y la Luna Roja
Capítulo 6: El retrato de un pasado perdido
Capítulo 7: Promesas en la oscuridad
Parte 2: Sombras en el túnel
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