—Yo no tengo su brazalete —afirmé, cohibida por las miradas acusadoras y los cuchicheos—. ¿Por qué lo tendría?
—Siempre que vengo lo miras con envidia. Fue un regalo de mi padrino, Alfa Robert, y es evidente que es valioso. Lo robaste, porque no hay manera de que alguien como tú tenga algo tan fino.
—Yo no sería capaz... —dije, sintiéndome cada vez más humillada.
—Si no eres capaz, no tendrás problema en que revisemos tus cosas —sentenció la Gamma, con tono mordaz.
Las lágrimas picaban y me nublaban la vista, pero aun así era claro: todos me juzgaban.
—Vamos a la zona de lockers y los revisaremos todos —afirmó Beta Clark—. También pediremos que busquen en toda la casa. Mientras tanto, necesitamos más detalles, señorita Aria.
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No sé cómo, pero el maldito brazalete estaba en mi locker. Brilló apenas la puerta metálica se abrió.
—Se los dije, fue ella. ¡Es una ladrona! —gritó, señalándome.
—No sé cómo llegó eso ahí, por favor, Alfa, créame —supliqué, mirando a Alfa Zayden por primera vez en busca de apoyo... pero no se dignó siquiera a mirarme. Me sentí dolida.
¿Realmente piensa mal de mí?
—Le garantizo que este tipo de faltas no serán permitidas ni toleradas en la manada, y menos dentro de esta casa —dijo Alfa Zayden con severidad, pasando su mirada sobre mí antes de enfocarse en Aria—. Clark realizará una investigación especial. El culpable recibirá el castigo más alto permitido por la ley.
Sudé frío.
Soy inocente, pero todo me señala a mí.Más tarde, me encontré sola, sentada en una pequeña habitación mientras todo se esclarecía.
Tenía miedo; ahora sí podrían desterrarme. Marqué de nuevo a mi amiga, que contestó al segundo repique.—Creo que necesito un abogado...
Me escuchó en silencio. El tiempo se hizo eterno.
No podría culparla si no podía ayudarme. Estamos hablando de una acusación en la casa del Alfa Supremo... ¿quién arriesgaría su carrera así?—Perdona, Brina, no tenías que...
—Ya estoy en camino. No digas nada hasta que llegue.
La llamada terminó, pero yo seguía mirando el celular, agradecida.
Definitivamente, mi amiga tiene ganado el cielo.El tiempo pasó. Ya empezaba a desesperarme: nadie me hablaba, Brina no llegaba ni contestaba mis mensajes, y mi estómago gruñía de hambre.
Entonces, la puerta se abrió y una luminosa Brina apareció.
—Me debes un almuerzo. Eso será todo mi honorario —dijo, sentándose a mi lado.
—¿Qué? —pregunté, confundida.
—Que eres libre. No hay cargos en tu contra.
Te explicaré todo durante el almuerzo. Además, te dieron la tarde libre como disculpa.No lo podía creer. Salí con ella, casi temblando.
No vi a Alfa Zayden, pero sí a Beta Clark, que nos observaba con atención hasta que el auto de Brina se alejó. Eso se sintió... extraño.—¿Pasó algo con Beta Clark? —pregunté, nerviosa.
—Es una historia no tan larga, pero sí inesperada.
Resumiendo: tuvimos sexo y acabamos de marcarnos.Casi me ahogo con mi propia saliva.
—¿Qué? Pero, ¿cómo...? —logré preguntar entre toses.
Me lanzó una mirada burlona.
—Ya sabes como se hace—dijo, sonriendo ampliamente.
Aunque Brina siempre ha sido expresiva, esta sonrisa... era diferente.—Es mi mate. ¿Para qué esperar?
Cuando llegamos a nuestro restaurante habitual, ya conocía toda la historia —quizás con más detalles de los que habría querido oír—, pero estaba feliz por ella.
Solo espero que Beta Clark sea realmente tan fuerte como parece. Va a necesitarlo.Mientras pedíamos la comida, Brina me soltó la bomba que me hizo casi caer de la silla:
—Conocí a Alfa Zayden.
Es un bombón... y está interesado en ti.Detuve el tenedor a medio camino.
—Deberías aprovechar —continuó—. Si estás con él, nadie podría tocarte, ni siquiera Alfa Cade. Y, quién sabe, tal vez algún día seas la Luna Suprema de la manada.
—Tonterías —bufé.
—¿Tonterías? Yo vi cómo te defendió de esa tal Aria.
Ella presionaba y presionaba para que te castigaran, y fue él quien dejó claro que, sin una prueba irrefutable, no te imputarían cargos. Y no le importó de quién fuera ahijada.Pese a las palabras de Brina, el trato de Zayden conmigo había cambiado.
Su mirada era distinta: fría, resentida... Y eso, misteriosamente, dolía.╰───────✧────────╮
No entiendo cómo hace Brina para meterse en tantos líos últimamente.
Lo que sí sé es que no puedo dejarla sola. Estoy orgullosa de ella: es una mujer de gran corazón. Aunque no le guste levantar la voz, tampoco lo necesita.A diferencia de mí, Lyra siempre fue un imán para los hombres.
Ella es dulce, tierna. Yo... tengo mi encanto, pero no soy una damisela en apuros.Quizás por eso nunca sospeché que Alfa Cade estuviera interesado en ella, aunque siempre mantuve mis reservas.
A los hombres les gusta sentirse necesarios.Parte de mi éxito, lo sé, se lo debo a ella.
Lyra me vio como un ejemplo, así que siempre me esforcé por ser mejor, por estar a la altura de su admiración.Por eso, hoy no dudé en ir a la casa suprema de la manada.
Aunque todo parecía oscuro para mi amiga, me sorprendí al encontrar una investigación justa... y aún más, la voluntad de Alfa Zayden de hacer lo correcto.
—Ante la duda, es mejor no castigar —afirmó él.
Cuando todo acabó, ofrecí mi mano para despedirme.
Y fue entonces que sucedió.Una chispa recorrió mi cuerpo, haciéndome afianzar el agarre al igual que él.
Nuestras miradas se encontraron, las pupilas se dilataron, y un segundo después, estábamos peligrosamente cerca, grabando el olor del otro.¡Mates! Eso gritaba nuestra naturaleza.
—Necesitamos una segunda prueba —propuse, impactada.
Los mates no siempre se encuentran.
Podríamos habernos cruzado mil veces y jamás saberlo, si no había contacto físico.—Bien —dijo, pegándome a su cuerpo y dándome el mejor beso de toda mi vida—. Voy a marcarte.
Y ante la mirada atónita del Alfa y la mía propia, me levantó como a un saco y me cargó sobre sus hombros.
—No estaré operativo en un buen rato —le gritó al Alfa al salir.
—Bájame —reí.
—Prefiero llevarte así —respondió, dándome una palmada traviesa mientras subía las escaleras.
No protesté.
¿Cómo hacerlo, después de sentir esa conexión mágica?Llegamos a su habitación.
La ropa voló. Nuestros cuerpos se buscaron sin pudor ni ceremonias.¡Clark Morrys! repetía su nombre en mi cabeza, mientras grababa en mi mente cada detalle de él.
Cuando mis colmillos se extendieron y se clavaron en su piel, mi aura estalló.
Su mirada dorada me confirmó su aceptación.Sin preámbulos. Sin dudas.
Su esencia se fundió con la mía y luego fue su turno. Su lengua se deslizó por mi cuello y puso en alerta cada parte de mí, luego su marca me quemó deliciosamente y me sentí completa...es una locura, no sabía que me sentía incompleta hasta ese momento.
Ahora tengo algunos problemas que resolver en casa... pero no importa.
¡Vale la pena!
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Quedamos de vernos en la noche para organizar nuestra vida.
Pero, al día siguiente, tuvimos nuestra primera pelea.
Alfa Zayden ha pedido a mi amiga que participe en la selección de la Luna Suprema... y está humillándola.
¿Cómo pretende que acepte como mi Alfa a alguien que daña a quienes amo?
¿Debo jurarle lealtad solo porque Clark es su Beta?No puedo quedarme callada mientras hieren a mi hermana del alma.